El presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, declara 10 días de luto a partir del miércoles para honrar a las víctimas del coronavirus
El gobierno de España decretó hoy diez días de luto a partir del miércoles para honrar a las víctimas del coronavirus, que causó casi 27 mil defunciones y más de 235 mil contagios en el país.
Es «el luto más largo de nuestra democracia» reinstaurada en 1977, indicó el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, cuyo ejecutivo esperó para tomar esta medida a que Madrid y Barcelona, las zonas más castigadas, empezaran el lunes el proceso de desconfinamiento.
El consejo de ministros aprobó «la declaración de luto oficial en todo el país por las víctimas del coronavirus (…) a partir de mañana con banderas a media asta en todos los edificios públicos», anunció la portavoz gubernamental, María Jesús Montero.
La portavoz del gobierno de coalición de izquierdas señaló también que más adelante se organizará «un gran acto oficial» presidido por el rey Felipe VI para honrar las vidas de los fallecidos, un 80% de ellos mayores de 70 años.
China, país donde se originó la pandemia, celebró el 4 de abril una jornada de luto nacional por las víctimas del virus, mientras que los ayuntamiento italianos organizaron actos de memoria a las víctimas el 31 de marzo.
En Estados Unidos, el presidente Donald Trump decretó que las banderas ondearan a media asta en los edificios federales entre el 22 y el 24 de mayo.
España es de los países más castigados de Europa por el nuevo coronavirus, que se cobró 26 mil 834 fallecidos, según el último balance del ministerio de Sanidad, que redujo la cifra global en casi 2 mil menos tras revisar el lunes la serie histórica.
El severo confinamiento decretado por el gobierno a mediados de marzo consiguió contener la enfermedad y ahora el país ha entrado en un proceso por fases para volver a una relativa normalidad entre finales de junio y principios de julio.
La oposición de derechas reclamó repetidamente a Sánchez la declaración de un luto oficial pero el dirigente socialista prefirió esperar a tener la epidemia bajo control.
Excélsior
