Diputados revelaron que oficialismo y oposición detallan una mesa de diálogo para hacer frente a las sanciones
Aliados de Nicolás Maduro y Juan Guaidó, los líderes del oficialismo y la oposición en Venezuela, iniciaron conversaciones exploratorias preocupados por el impacto que puede provocar el brote de coronavirus y la advertencia de Estados Unidos de forzar la transición en el poder sin ninguno de los dos, revelaron fuentes de ambos bandos.
Los contactos, que se produjeron entre miembros del grupo más cercano a Maduro y dirigentes de los principales partidos políticos opositores, surgen por la preocupación de las partes conforme crecen los contagios y se agudiza la escasez de combustible y la hiperinflación.
Guaidó negó el acercamiento. En su cuenta de Twitter dijo: “esta información es falsa. La alternativa democrática está unida en causa y sólo existe un acuerdo posible para salvar a Venezuela: conformar Gobierno de Emergencia Nacional, sin narcos en Miraflores, que pueda acceder a la ayuda internacional que necesitamos”.
Hay dos extremos. Maduro y quienes creen que con el virus van a acabar con el liderazgo de Guaidó y los que del otro lado esperan que esta crisis logrará tumbar a Maduro”, apuntó un diputado opositor a favor de las negociaciones. “Creo que hay que buscar soluciones”, dijo.
Siete fuentes de la oposición y el oficialismo confirmaron los acercamientos.
Hay muchas conversaciones privadas entre personas del régimen y la oposición, especialmente desde que Estados Unidos anunció el plan de transición”, dijo una fuente en Washington familiarizada con el asunto.
Fuentes del Departamento de Estado confirmaron las conversaciones entre opositores y funcionarios.
Las conversaciones ocurren luego de que EU aumentó la presión sobre Maduro al acusarlo de narcoterrorismo y anunciar que busca concretar una transición en Venezuela.
El gobierno y oposición estuvieron el año pasado en una mesa de diálogo en Noruega, en la que se propuso un consejo de transición, pero las conversaciones se suspendieron por el retiro de los delegados oficialistas molestos tras una medida de Estados Unidos.
Excélsior