Coloquialmente a esto se le llama Mentalidad de Rebaño y científicamente la doctora Nikita Garg, de la Universidad de Gales del Sur, lo define como el síndrome FOMO
Vivimos en un país que dentro de todo lo malo, tiene un porcentaje importante de personas que no están acostumbradas a la escasez, nos hemos habituado a tener la capacidad de poder elegir casi lo que queremos y sobre todo cuando lo queremos. No importa si lo pago en 20 años, en muchos estratos la prioridad es el ahora. Pues a diferencia de otros sectores vulnerables, la privación no es una opción.
Y justo es ahí donde entra el tema de hoy, las compras de pánico. Seguramente muchos de ustedes han visto fotos, videos o peor aun, han sido parte de estas largas filas en algunos supermercados donde cientos de personas compran como desesperados, productos que en muchos caso van más allá de necesario.
Coloquialmente a esto se le llama Mentalidad de Rebaño y científicamente la doctora Nikita Garg, de la Universidad de Gales del Sur, lo define como el síndrome FOMO, Fear of Missing Out o Miedo a perder algo. Y para tranquilidad de muchos, no, no es patrimonio de los mexicanos, pues es un fenómeno que con el CoVid19 se ha presentado en prácticamente todo el mundo.
La gente quiere hacerse de productos en gran medida por miedo a lo desconocido. Y a pesar de que las autoridades piden no hacer compras de pánico, por no ser necesarias, las personas salen a vaciar estantes en las tiendas porque a no saber como saldrán las cosas o si empeorarán, buscan a través de la compra, una sensación de estar preparado, pues ante estos fenómenos globales son pocas las cosas que nos dan esa sensación de tener el control.
Ahora ¿porqué papel de baño? Si es un producto que está muy por debajo de la lista de prioridades. Debra Grace, profesora de la Universidad de Griffith en Australia, declaró a la BBC que esto se debe a una cuestión de espacio. Pues el papel higiénico es un producto que ocupa mucho lugar dentro de los anaqueles, por lo que si se toman unas decenas de estos, ese gran vacío provoca en los consumidores la sensación de que es un producto que debe tenerse antes de que se acabe.
También está el hecho de que si veo que mi vecino compra algo, entonces pienso que es por una razón y por ello debo hacer lo mismo. Un miedo que va de la mano de la búsqueda de mi comodidad, esa necesidad moderna, sobre todo de las grandes ciudades en donde sería desagradable quedarse sin papel.
¿Qué hacer? Tranquilizarse, si tanto quieres comprar, hazlo inteligentemente y sin joder al otro. Pues esta prueba no solo será de salud, también de humanidad, en donde si cuido a mi vecino, automáticamente me estaré cuidando a mi también.
Excélsior
