Este término describe una muestra de violencia sutil y a menor escala que perpetúa la desigualdad hacia las mujeres
La violencia de género va más allá de las agresiones físicas o verbales; también lo son las agresiones psicológicas que afectan a las mujeres. Hay pequeñas acciones que hacemos a diario y que nos parecen naturales, pero que en realidad son una muestra clara de desigualdad entre hombres y mujeres.
A esto se le conoce como “micromachismos”, un término acuñado por el psicólogo español Luis Bonino en 1990 y el cual describe una muestra de violencia sutil y a menor escala, que nada tiene que ver con agresiones físicas, pero que perpetúa la desigualdad hacia las mujeres.
Estos son 25 micromachismos que seguramente ni se te había ocurrido que son violencia de género:
- No decir nada cuando detectas un comentario o actitud machista.
- Decirle a una mujer joven “señorita” asumiendo que no está casada.
- Preguntarle a una mujer para cuándo el novio, el esposo o los hijos.
- Decirle a una mujer que debe arreglarse más o verse más femenina.
- No considerar a las amas de casa como una trabajadora más.
- Pensar que las labores domésticas, como limpiar la casa o cuidar a los niños son sólo de mujeres.
- Saludar a las mujeres de beso y a los hombres de mano. Lo más lógico sería saludar a todos, sin importar el género, de mano.
- El que no haya cover para mujeres y sí para los hombres, pues esto sólo objetiviza el cuerpo de la mujer.
- Que la cuenta de un establecimiento se la entreguen al hombre que está en la mesa.
- Asumir que, al salir con un hombre, debe pagar toda la cuenta.
- Asumir la heterosexualidad de hombres y mujeres.
- Pensar que una mujer trabajadora no puede ser madre y debe elegir hacer una u otra cosa.
- Decir la frase “esas no son horas para una señorita” o “Así no debe hablar una señorita”.
- Pensar que una mujer en un cargo importante lo obtuvo por su imagen o haber tenido relaciones sexuales con el director de la empresa.
- Decir que una mujer “es fuerte”, asumiendo que es una característica masculina.
- Comprar cosas rosas para las mujeres y azules para los hombres.
- Pensar que un regalo ideal para una niña es una muñeca y un cochecito para un hombre.
- Presentar a una mujer como “la esposa de” o “la novia de”.
- Criticar a las mujeres en el poder por su imagen y a los hombres no.
- Hacer mansplaining, es decir, explicarle algo a una mujer (sobre todo si eres hombre), sin que ella te lo haya pedido.
- Felicitar a la ‘cocinera’ sin estar seguro de que los alimentos fueron preparados por una mujer o por un hombre.
- Pensar que el feminismo es sólo para mujeres.
- Culpar a las mujeres de las actitudes machistas.
- Molestarse por que una mujer gane más que un hombre.
- No pedir igualdad salarial.
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