Las autoridades informan que ya son 11 los muertos a causa de los disturbios del fin de semana; la ciudad de Santiago amanece en calma, pero con visibles problemas de transporte
Al menos 11 personas han muerto en Chile tras el violento estallido social del fin de semana, con saqueos, incendios y enfrentamientos, informaron hoy las autoridades locales.
La cifra de fallecidos oficiales que tenemos que lamentar en estos últimos dos días es 11. Tuvimos tres fallecidos anteayer y (que) lamentar 8 fallecidos el día de ayer domingo», anunció Karla Rubilar, intendenta de la Región Metropolitana.
Largas esperas para abordar los autobuses, el metro funcionando parcialmente y una alta congestión marcan las primeras horas de este lunes en Santiago, en el primer día laboral luego de los disturbios del fin de semana.
Después de una noche un poco más tranquila que las dos anteriores, desbordadas por saqueos y ataques incendiarios, en Santiago se intenta con gran dificultad retornar a las actividades habituales, aunque muchos empleadores cancelaron las jornadas de trabajo y las clases estaban suspendidas en prácticamente todos los colegios y universidades.
La falta del metro -eje del transporte público, con unos tres millones de pasajeros por día-, era lo que más se extrañaba en esta ciudad de casi siete millones de habitantes, obligados ahora a hacer largas filas para tomar autobuses o acceder a las pocas estaciones del ferrocarril metropolitano que abrieron.
La ciudad está en paz y en calma», afirmó a primera hora el jefe militar a cargo de la seguridad, Javier Iturriaga, tras hacer un sobrevuelo por la capital chilena, y en contraposición a la sonada frase que lanzó el presidente Sebastián Piñera la noche del domingo, cuando afirmó «Estamos en guerra contra un enemigo poderoso».
En el centro de Santiago se observa gran presencia de militares y policías. Algunas tiendas -las más pequeñas- se atrevieron a abrir parcialmente sus puertas, pero los grandes locales comerciales, la mayoría de los supermercados y centros comerciales iban a permanecer cerrados.
La violencia de las protestas, que se iniciaron con fuerza el viernes tras el alza en el pasaje del metro pero que después derivaron en un furioso estallido social, tiene a muchos perplejos, con miedo. Pero también expectantes de los cambios que se pueden venir a un modelo económico, al extremo liberal, que ha remarcado las desigualdades en la sociedad chilena.
Además de los 11 fallecidos, las autoridades han reportado casi mil 500 detenidos en el peor estallido social en más de tres décadas.
Fuente: Excélsior