Grupos estudiantiles afirman que la sucesión en la Universidad pasa por su democratización
El reacomodo de fuerzas a nivel nacional tras la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República también tendrá incidencia al interior de la vida de la UNAM, que está por arrancar de manera oficial el proceso de sucesión en la Rectoría, aseguraron grupos estudiantiles de la Máxima Casa de Estudios, quienes confiaron en que no exista intervención del mandatario federal en la elección del jefe nato de la Universidad Nacional.
“El reacomodo de fuerzas al interior de la Universidad Nacional es un reflejo de lo que está pasando con el cambio del nuevo gobierno y la política educativa nacional y esto genera más tensiones al interior de los grupos de poder”, dijo Miriam Estrada, secretaria general de la Central de Estudiantes Universitarios
Ante la inminente publicación de la convocatoria a la sucesión en la Rectoría de la UNAM, la consejera académica señaló que grupos como el de Medicina, Jurídicas e Ingeniería han comenzado a mover sus piezas para disputarse el control de la institución
“No es algo extraño, ni es un secreto, históricamente sabemos que en la Universidad existen diferentes grupos de poder que se disputan el poder político de la institución, en ese sentido vemos alarmante que estas tensiones entre esos grupos están siendo reproducidas constantemente; principalmente, el grupo de Medicina que, como sabemos, es el que tiene el control político desde hace décadas de la Universidad”, destacó Estrada.
“Hay corrientes dentro de ese grupo de poder, nosotros reconocemos principalmente la que está más relacionada y vinculada con el PRI, comandada por el ex rector José Narro, que es la más radical. Este grupo ha generado diferentes estrategias para desestabilizar a la universidad. A partir del ataque porril el 3 de septiembre se vio claramente esa disputa”, acotó.
En conferencia de prensa, la Central de Estudiantes Universitarios se pronunció por la disolución de la Junta de Gobierno tras considerar que el proceso de designación del rector es excluyente cuando sólo 15 “notables” imponen su decisión a una comunidad conformada por 41 mil académicos y 27 mil trabajadores.
“Reiteramos la urgencia de una reforma universitaria para la democratización de la máxima casa de estudios, a través de la modificación de su Ley Orgánica y Estatuto General. La autonomía no puede significar una garantía de impunidad y privilegios de una casta burocrática”, planteó Arisbeth Reséndiz, consejera universitaria
Comentó que desde la Central Estudiantes no se ve una figura capaz de retomar y defender el proyecto de universidad que se quiere y que pasa por democratizar a la universidad, con medidas eficientes en materia de seguridad, género, combate a la corrupción y a la impunidad.
Excélsior