viernes, noviembre 22, 2024
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El racismo pega a niños adoptados en Italia

Mamás de menores inmigrantes exigen al gobierno eliminar el discurso de odio

Con la llegada de Matteo Salvini al poder en Italia, y su política de mano dura contra los inmigrantes, el tema del racismo ha crecido, pero no sólo contra quienes son considerados clandestinos. Actualmente, hay un sector que vive cotidianamente la discriminación y el racismo a pesar de contar con todos los papeles en regla: los niños africanos, o de otros países, adoptados por parejas italianas.

Los episodios de racismo, convertidos en escenas de terror, si quien los vive son niños pequeños o adolescentes indefensos, son ya una constante en este país que criminaliza a los extranjeros.

Vete a tu país, negro de mierda”, “era mejor si te morías ahogado en el mar como tus otros compañeros”, “regrésate a tu casa, este país es nuestro”, son algunas de las frases que lanzan a niños y adolescentes de color en distintas situaciones cuando se encuentran de frente a alguien que se siente con el poder de gritarles y exigirles que se vayan.

Notando estos cambios que se avizoraban mucho antes de que Matteo Salvini llegara al poder, pero ya iba en evidente ascenso, un grupo de madres, cuya coincidencia es haber adoptado a uno o dos niños de algún país menos beneficiado, han escrito diversas cartas al ahora ministro del Interior para pedirle sólo una cosa: que cuide sus palabras y con ello le dé el peso que se requiere para frenar el racismo que sufren varios, en especial, sus hijos adoptivos.

La última carta la escribieron en el marco de la aprobación del Decreto de Seguridad bis el pasado 5 de agosto, con el que se endurece la ley italiana en contra de la inmigración, como consignó Excélsior.

Soy la mamá adoptiva de dos hijos nacidos en África. En los últimos meses, nosotras, las madres de hijos de etnias diversas estamos viviendo sobre nuestra piel y sobre la de nuestros hijos, experiencias vistas y contadas en las películas norteamericanas de los años 50 y 60 sobre las condiciones de los negros”, escribe Gabriella Nobile, fundadora de la asociación Madres por la Piel, donde luchan con varios proyectos para sensibilizar a una población cada vez más enferma de racismo.

¿Pero cómo llegamos a ésto?”, se cuestiona Nobile después de vivir en carne propia diversos episodios de racismo hacia sus hijos.

Hace más de un año que una cierta política ha decidido esconder sus propias faltas creando enemigos para combatir, desviando la atención con falsos problemas. Hoy la inmigración se ha convertido en la razón de todos los males que hay en Italia”.

Y afirma: “Me gustaría encontrar al ministro Salvini, de madre a padre, y explicarle que las palabras tienen un peso y que a cada acción corresponde una reacción. Los esfuerzos que hacemos para educar a nuestros hijos en el respeto de los otros se frustran cada vez que una persona los denigra y cada vez que él no lo condena públicamente”.

EL MIEDO ESTÁ EN SU PROPIA CASA

Hasta el año pasado, Italia era el país con menor natalidad de toda la Unión Europea. Las políticas públicas (apoyos a las mujeres y parejas) combinadas con la edad de quienes deciden tarde gozar de una maternidad, han contribuido, así como las normas sobre la reproducción asistida han hecho más difícil que la sociedad se renueve.

La adopción tampoco es un trámite fácil, pero quien lo logra sabe que, de tener éxito, será adoptar a un niño o bebé extranjero, pues bebés italianos dados en adopción son una minoría.

Las cifras de los últimos siete años revelan una disminución en la adopción: Mientras que en 2012 adoptaron tres mil 106 niños, en 2015 disminuyeron a dos mil 116. Pero en 2018 se registraron sólo mil 394 adopciones.

Pocos o muchos, lo que viven ahora los niños adoptados sin importar el país de origen, es una contradicción, afirma Paola, otra madre, pues en el mismo país que los recibió, les encontró una familia y les cambió la vida en un principio, ahora los odia y los trata como clandestinos.

Es una Italia que ya no reconozco. Mi hija llegó del Congo a los cinco años, se integró perfectamente pero después, hace un año y medio, cuando empezaron todas las campañas contra los inmigrantes, nuestros hijos comenzaron a ser el blanco del racismo y de la discriminación”.

Excélsior

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