Es posible que en el futuro alguna empresa más grande compre FaceApp, o que su algoritmo acabe en manos de estafadores
Cada día salen al mercado diversas app, algunas muy útiles que funcionan para cuidar la salud y otras que nos hacen reír por sus cómicos efectos, como por ejemplo, ‘FaceApp’.
A últimos días esta aplicación se ha viralizado en redes por hacer a sus usuarios viejitos en cuestión de segundos de una manera ‘MUY REAL’.
Y sí, lo aceptamos, los resultados son muy divertidos, sin embargo, este programa esconde un peligro para las personas que lo utilizan.
El programa utiliza algoritmos basados en redes neuronales convolucionales generativas profundas, explicó Yaroslav Goncharov, exejecutivo del gigante tecnológico ruso Yandex y patrocinador de FaceApp, citado por el portal Tech Crunch.
Esta tecnología de inteligencia artificial percibe los rostros humanos de una manera similar a los propios humanos, analizando miles —o quizás millones— de fotos aportadas voluntariamente por los propios usuarios.
De esta forma, la aplicación aprende a reconocer las facciones relacionadas con la edad y el sexo, para luego aplicar estos elementos a otras caras. Luego, una segunda red neuronal se dedica a discriminar entre las imágenes auténticas y las que no resultan creíbles.
Cada vez que una imagen manipulada fracasa en la prueba, el sistema ajusta los parámetros, perfeccionando automáticamente su algoritmo hasta lograr la precisión necesaria. Así, su precisión depende directamente de la cantidad de fotos subidas por los usuarios, es decir, de oportunidades de entrenamiento.
Sin embargo, los defensores de la privacidad advierten que de esta manera los dueños de la aplicación acaban controlando una cantidad excesiva de información sensible sobre los usuarios.
Y si bien sus términos de privacidad estipulan que ese contenido no será vendido, es posible que en el futuro alguna empresa más grande compre FaceApp, o que su algoritmo acabe en manos de estafadores y hackers.
Todo este modelo de negocios está recogiendo enormes cantidades de datos personales sin ninguna idea sobre cómo podrían ser usados en el futuro», expresó el comentarista de tecnología Stilgherrian a la cadena australiana ABC.
Excélsior