El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, firma una ley contra el acoso sexual que sanciona los comentarios sexistas, así como piropear o silbar a una mujer por la calle
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, conocido por sus comentarios sexistas e incluso bromas sobre violaciones, firmó una ley contra el acoso sexual que sanciona este tipo de declaraciones, así como piropear o silbar a una mujer por la calle.
La Oficina Presidencial divulgó anoche una copia de la nueva ley, bautizada como ‘Ley de Espacios Seguros’, que Duterte firmó en abril, sin explicar el motivo de la demora en su publicación.
La promotora de ese proyecto de ley, la senadora de la oposición Risa Hontiveros, consideró la ley una «victoria masiva» contra la «cultura creciente de groseras acciones sexistas en nuestras calles y comunidades».
Con esta ley recuperaremos nuestras calles de acosadores sexuales e intolerantes de género y haremos espacios públicos seguros para todos», dijo la senadora sobre esa ley, que fue aprobada por las dos cámaras del Congreso en febrero.
La nueva norma define una amplia gama de actos ofensivos contra mujeres como gritos, piropos, silbidos, miradas intrusivas, actos misóginos, insultos machistas, comentarios sexistas, chistes sexuales o cualquier acto que implique invadir o amenazar el espacio personal o la seguridad física.
Los castigos incluyen multas y encarcelamiento dependiendo de la gravedad de la ofensa, que en el caso de infractores extranjeros implicarán la deportación después de cumplir una pena de cárcel o pagar la multa correspondiente.
La ley, que también se aplicará en el mundo online, obliga a bares, restaurantes, cines y otros lugares de recreación que instalen señales de advertencia, claramente visibles, para informar a los posibles infractores, incluido un número de línea directa para la notificación rápida de delitos.
Duterte, mujeriego confeso de 74 años, ha estado en el centro de la polémica en numerosas ocasiones por sus comentarios misóginos, sexistas y despectivos hacia las mujeres.
El caso más sonado fue en junio del año pasado, cuando forzó un beso en los labios a una mujer en un acto público con la comunidad filipina de Seúl, lo que desató numerosas críticas e incluso manifestaciones en las calles de colectivos de mujeres.
Pocas semanas después confesó que prefiere contar con hombres para los cargos importantes de su Gobierno porque, en su opinión, «pueden recibir un aluvión de órdenes sin quejarse», mientras que las mujeres sólo son adecuadas para algunos puestos, como las carteras de Turismo o Educación.
En el pasado también instó a los militares del Ejército filipino a disparar en la vagina de las guerrilleras comunistas para que no pudieran procrear; ofreció «42 vírgenes» a cada turista que visitará Filipinas o bromeó con el caso de una monja australiana violada y asesinada en 1989.
Excélsior