sábado, noviembre 23, 2024
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El regreso de Mary Poppins termina siendo una feel-good-movie poco entrañable con interpretaciones destacadas, pero una historia poco creativa.

54 años después de la original, El regreso de Mary Poppins llega con un récord bajo el brazo: el intervalo de tiempo más largo en la historia entre una película live-action y su secuela. ¡Y no es el único número sorprendente! Los encantadores cameos que tienen Angela Lansbury y Dick Van Dyke, ambos de 93 años, los convierten en la actriz y el actor con más años de edad en aparecer en una película de Disney hasta la fecha.

El mayor reto de los involucrados en El regreso de Mary Poppins significó encontrar a la actriz idónea que, cinco décadas después de la inolvidable interpretación de Julie Andrews –y ganadora del Oscar en 1965 por dicho papel–, volviera a darle vida a Mary Poppins en la pantalla grande. ¡Y la hallaron! La actriz Emily Blunt logra adueñarse del personaje a su manera, y le imprime su propio encanto y sello de elegancia y porte. Pero, desafortunadamente, no está cerca de ser “prácticamente perfecta”. Esta determinación y dedicación por localizar a la nueva protagonista mágica no se ve reflejada en la creatividad y el esmero para desarrollar un guion y una historia memorable, auténtica y que luzca.

El regreso de Mary Poppins copia el arco narrativo de la película original, con algunas modificaciones prácticas pero insustanciales en los escenarios, personajes y detalles de la trama. Pero esas diferencias, lejos de construir una historia innovadora, sólo son una pretexto para, aparentemente, contar una nueva historia. La cinta quiere ser una secuela, reboot y homenaje a la vez, pero no logra acertar y sobresalir como alguna de estas tres opciones.

La película se desarrolla durante la Gran Depresión en Inglaterra, un par de décadas después de la original. ¡Qué emoción y qué linda nostalgia se siente recorrer nuevamente la calle de Cherry Tree Lane, pasar por la casa estilo navío del almirante Boom y llegar al número 17: el hogar de la familia Banks! Toda la escenografía luce impecable, como si fuera la misma de la original, aunque el director de la cinta Rob Marshall (ChicagoEn el bosqueNine) confirmó que el único prop/accesorio de la cinta de 1964 que reutilizó fue una mesa que está frente al pasillo. Todo lo demás fue recreado, incluso los objetos representativos como lo son la bola de nieve y la cometa.

Michael y Jane Banks ahora son adultos. Michael (Ben Whishaw) vive con sus tres hijos, Anabel, John y Georgie, en la casa de la cinta original, su esposa falleció hace un año. Por su parte, Jane (Emily Mortimer) es una activista soltera. Después de la muerte de su pareja, Michael ha descuidado sus finanzas, pidió prestado dinero al banco, y éste está a punto de embargar la preciada mansión de la familia. Lo único que podría salvarlos es si encuentran el papel que demuestre las acciones que el padre de Jane y Michael dejó en el banco, un dinero que podría cubrir la hipoteca de la casa. ¿Quién mejor que Mary Poppins para compartir sus enseñanzas con la nueva generación de los Banks y motivarlos durante estos tiempos difíciles con ayuda de magia y un poquito de azúcar?

En esta ocasión, la nana y los niños Banks son acompañados por Jack, interpretado por Lin-Manuel Miranda. Este joven toma el lugar de Bert (Dick Van Dyke). En lugar de limpiar chimeneas es un farolero, pero su ímpetu e incluso el atuendo que utiliza evoca el estilo de Bert. Este tipo de similitudes entre El regreso de Mary Poppins y la cinta original están presentes a lo largo de la cinta, como la escena de las cometas o el parecido entre el tío Albert y Topsy, interpretada por Meryl Streep. Ésta, al igual que el nuevo personaje de Colin Firthresultan innecesarios y no le suman nada de diversión, tensión, intriga o algo de valor a la trama. Por el contrario también están los easter eggs y referencias  a la primera cinta que sí funcionan por ser sutiles, como las frases y lecciones de Mary Poppins, los créditos iniciales o la revelación de lo que sucedió con los dos céntimos que Michael Banks invirtió cuando era niño.

Entre los aciertos más grandes de la cinta, además de la elección de los protagonistas, están dos momentos muy disfrutables: el primero es la secuencia que combina el live-action con animación en donde aparecen los pingüinos meseros, tal como sucede en la primera película. Y el segundo es el cameo de Dick Van Dyke, la parte más emotiva y encantadora. Pero ambos cojean por el lado musical.

Emily Blunt y Lin-Mauel Miranda llenan la pantalla con su carisma y con su energía a la hora de cantar y bailar, pero las nuevas canciones compuestas por Marc Shaiman y Scott Wittmandistan de ser poderosas y memorables como los temas de la cinta original de Richard M. Sherman y Robert B. Sherman. “Can You Imagine That?“, “The Place Where Lost Things Go” y “Trip A Little Light Fantastic“, por ejemplo, no tienen la misma fuerza en la letra y en la melodía que se queda impregnada en el corazón y memoria como “A Spoonful of Sugar“, “Supercalifragilisticexpialidocious“, “Feed the Birds” y “Chim Chim Cher-ee” desde la primera vez que las escuchamos.

Así que El regreso de Mary Poppins apuesta mucho pero arriesga poco y termina siendo una feel-good-movie poco entrañable. Un lindo mensaje, interpretaciones destacadas y algunos aciertos y destellos de magia, no logran compensar una historia muy poco creativa y ordinaria que pudo haber sido extraordinaria.

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