jueves, marzo 28, 2024
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Premian al joven pianista Sergio Vargas Escoruela en Los Pinos

El pianista Sergio Vargas Escoruela (Torreón, 2005) recibió ayer el Premio Nacional de la Juventud 2018, en la categoría de Expresiones Artísticas y Artes Populares, en la Residencia Oficial de Los Pinos. El galardón le fue entregado por el presidente Enrique Peña Nieto, como un reconocimiento a su creciente trayectoria.

 “Estuve muy contento en la ceremonia, fue una experiencia que no voy a olvidar, porque ganar este premio es una emoción, una alegría muy grande y una responsabilidad; tengo que ser el ejemplo para otros jóvenes, y es un aliciente para seguir adelante y trabajar más duro”.

El joven artista, alumno de Mariana Chabukiani, también comentó que este premio lo llevará a conocer más niños y jóvenes con quienes compartirá su experiencia. “Entonces debo seguir adelante con mi trayectoria para que ellos se motiven también; y voy a seguir con mi campaña Inténtalo Sin Rendirte, para incentivar a que más niños y jóvenes se acerquen a tocar un instrumento o a cualquier otra expresión artística”.

Vargas Escoruela es uno de los solistas más jóvenes en debutar con orquesta en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes (2017), y de presentarse con orquestas como la Filarmónica de la UNAM, la Filarmónica de Jalisco y el Conservatorio José Manuel Izquierdo en España.

Tras la ceremonia, Sergio Vargas le entregó al Presidente un breve texto donde describe su recorrido de siete años por la música, cuando le escribió una carta a Santa Claus pidiendo un piano, una guitarra y una batería.

Y después cuenta cómo ese recorrido lo obligó a tomar decisiones que le costaron horas de estudio, sacrificios, sinsabores, porque todas esas vivencias no llegaron solas ni aparecieron mágicamente sin costo.

«Estudié muchas y largas horas, sacrifiqué momentos de diversión con familia y amigos, falté a innumerables fiestas, sufrí decepciones y sinsabores, renuncié a encontrar mi máximo potencial en otras actividades que me apasionan como la natación y la robótica. Ahora entiendo por qué elegir es renunciar”.

Fuente: Excélsior

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