Qué le pasa a Omar Rodríguez-López? La rumba ha consumido al sujeto que lidera At The Drive-In. Esos pasitos tan guapachosos no los da ningún chico rudo con una banda de post-hardcore, pero es puertorriqueño, he ahí la diferencia; además una bella mujercita, llena de tinta en la piel y con una voz sensual, lo tenían perdido, perdido en la sabrosura.
Era Mon Laferte la que lo traía como si estuviera en el mismísimo Salón Ángeles, de la siempre popular y folclórica colonia Guerrero, con la excepción de que el teporochito del lugar, los pachucos, los pósters de Héctor Lavoe y las siempre confiables mesas cojas son sustituidas por una gigantesca consola, instrumentos, botellas de agua, músicos y un cromo gigantesco que declara el 9 de septiembre el Día de The Beatles, en California. Se trataba de los míticos Capitol Studios.
De los amplis emanaba una cumbia, de repente se convertía en salsa, hasta llegar al mambo y a un bolerito de esos que se cantan con sentimiento desgarrador, que estrujan el corazón, a los mismos instrumentistas y que llevó a Omar Rodríguez a reverenciar a la autora, encerrada dentro de una cabina y en un mar de emociones qué, si la conocen, imaginarán que acabó en un bonito llanto.
Muchos fans se preguntarán ¿Mon Laferte rumbeando? Bueno, pues deben esperar a conocer las 10 canciones que componen su próximo disco, cuya primera probadita se estrena hoy con el sencillo El beso, un videoclip pa’bailar y verla meterle un beso de piquito a Diego Luna.
Tenía que quitarme el miedo al baile”, dice en entrevista. A juzgar por sus shows, uno pensaría que a ella el miedo le hace los mandados, vaya, hasta se avienta al público, “pero creo que a todos nos da vergüenza. Me gusta. Cuando era niña quería ser bailarina de ballet.
Sin embargo, al no cumplir mi sueño creo que me bloqueé. Aun así amo bailar. Pero cuando llega el momento de que me vean me pierdo, me sonrojo. Era una cuenta pendiente. También quiero que la gente entienda que sacudirse hace bien”, relata.
Fuente: Excélsior