Una de las grandes problemáticas para el fomento del turismo religioso a nivel continental es el robo y tráfico de piezas de arte sacro, desde pinturas, esculturas hasta reliquias que los templos tienen como encomienda custodiar.
Ante esta situación, se busca una alianza entre países del sur y centro de América con México, con el objetivo de disminuir la comercialización de estas obras artísticas las cuales, en muchas ocasiones “acaban adornando la casa de algún rico”, a decir de expertos en el tema.
“Esta grave situación ha llevado a buscar hacer alianzas, desde Honduras, con Guatemala, Belice y México para evitar el tráfico de arte, y es que las iglesias son unos libros abiertos y algunas han sido saqueadas por los traficantes de arte pero mantienen su esplendor colonial”, dijo el vicario general de Tegucigalpa, Carlo Magno Núñez.
Para otros especialistas que participaron en el XIV Congreso Internacional de Turismo Religioso y Sustentable, el robo de arte representa un grave riesgo al cual es imperativo ponerle una mayor atención.
“Se requiere que las iglesias cuenten con inventarios y fotografías de los tesoros que poseen, que continuamente vigilen que no falte nada en los templos pues lo que tienen no es únicamente un tesoro para la Iglesia si no para toda una nación.
Incluso los pobladores y vecinos de las iglesias muchas veces también se convierten en custodios de las obras de arte que están en las iglesias pues es responsabilidad de todos cuidar de nuestro baluarte”, señaló la especialista argentina María Agustina Lasgoity.
El dinero obtenido por una obra de arte robada es utilizado para el financiamiento del narcotráfico y actividades terroristas. Sin embargo, la cifra de ganancias puede ser mayor, ya que en ocasiones este tipo de delito no es reportado o es clasificado por las autoridades en campos incorrectos.
Fuente: Excélsior