La investigadora y académica mexicana Aurora M. Ocampo (1930-2018) fue, ante todo, un ejemplo de tenacidad. Además de ser una de las pioneras en edificar la historia de los escritores nacionales de los siglos XX y XXI, supo convertirse en amiga y aliada de la mayoría de sus entrevistados.
Así recuerdan el investigador Héctor Perea y el periodista Humberto Musacchio a la mujer que murió la noche del lunes pasado a los 88 años y dedicó casi 50 años de su vida a crear, elaborar y actualizar el Diccionario de Escritores Mexicanos, título con el que se publicó la primera edición en 1967.
Tranquila, en la Residencia Geriátrica Las Fuentes, ubicada en Cuernavaca, la maestra en letras y doctora en filología por la UNAM falleció a causa de padecimientos naturales relacionados con su edad. Sus restos mortales fueron velados la tarde de ayer en la Funeraria Gayosso de Félix Cuevas.
Pilar Mandujano, al frente de un equipo de cinco técnicos académicos, prepara la versión digital de los nueve tomos del diccionario, que en total integró a dos mil 300 escritores. “Estamos actualizando las entradas; incorporaremos a autores nuevos, que ahora ya son reconocidos, pero que cuando se cerró el tomo con su letra aún no tenían dos libros publicados, que era el requisito para ser contemplados. También habrá videos, fotos y entrevistas con los escritores compendiados”.
Mandujano dice que a finales de 2018 entregarán el material para su evaluación y la idea es que esté disponible en línea a principios de 2019. “Ya se había subido en 2016, pero se bajó para complementarlo sin interferencias. Y agregaremos una especie de segundo Diccionario de Escritores Mexicanos del siglo XXI, con autores nacidos a partir de la década de los 70”.
El diccionario enciclopédico de Aurora Ocampo no sólo incluía la biografía de los literatos, sino comentarios sobre su obra y la hemerografía con las referencias y críticas a sus libros. Todo esto, considera Mandujano, queda muy bien en formato digital, pues se podrán hacer actualizaciones de manera constante.
EXPERIENCIA Y SENCILLEZ
Héctor Perea, investigador de Filológicas de la UNAM, comenta que fue “una maravilla” poder contar con una persona “muy seria en su trabajo, con tanta experiencia y tan accesible, amable”.
Indica que Ocampo fundó, en 1956, junto con Julio Jiménez Rueda y María del Carmen Millán, el Centro de Estudios Literarios, que dirigió durante más de 20 años.
Aclaró que, además de su proyecto monumental, Ocampo también se dedicó desde 1957 a la investigación, rescate, estudio y difusión de la cuentística mexicana, especialmente la escrita por mujeres, así como a la crítica de la novela mexicana contemporánea y la bibliografía de la literatura mexicana en general.
Por su parte, Humberto Musacchio coincide en definir como “monumental” la tarea realizada por quien dio clases en la Universidad de California y en el Darthmouth College de Hanover, de 1962 a 1975.
Musacchio evoca a Ocampo como “mujer sencilla, afable, muy metida en su trabajo, entregada. Pero, sobre todo, muy tenaz. La UNAM debe estar muy agradecida con ella y también quienes nos dedicamos a escribir”, concluye.
Fuente: Excélsior