Unos 2.5 millones de niños, niñas y adolescentes mexicanos debajo de 17 años tiene un trabajo para pagarse la escuela, para tener dinero para pagar sus propios gastos o para contribuir a la economía de su hogar. Eso significa de 8 de cada 100 infantes en México trabajan. Del total de niños y adolescentes mexicanos que trabajan, el 14 por ciento tiene apenas entre 5 y 11 años de edad y 21.8 por ciento son adolescentes de 12 a 14 años, todos ellos están por debajo de la edad mínima permitida en México para trabajar, que es de 15 años.
Sin embargo, la mayor proporción está en adolescentes de 15 a 17 años, que representan el 64.2 por ciento del trabajo infantil en el país, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Lo alarmante es que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes mexicanos (89.6 por ciento) realiza actividades económicas no permitidas, es decir, que ponen en riesgo su salud, afectan su desarrollo o se llevan a cabo por abajo de la edad mínima permitida para trabajar.
Los niños y adolescentes que trabajan tienen actividades en el sector agropecuario (26.7 por ciento), seguido del de servicios (22.6 por ciento) y del comercio (20.2 por ciento). Pero a la hora de revisar los trabajos que realizan los infantes según su género las cosas cambian. Los hombres se ocupan en los sectores de construcción y trabajos agropecuarios, mientras las mujeres en sector servicio y comercial. La peor parte es que el 42.5 por ciento de los niños, niñas y adolescentes que trabajo NO recibe ingresos; 19.1 por ciento recibe hasta dos salarios mínimos (hasta 5 mil 300 pesos mensuales) y tres de cada 10 reciben solo un salario mínimo (2 mil 650 pesos al mes).
Los principales motivos son pagar la escuela y/o sus propios gastos (23.5 por ciento) y por gusto o solo por ayudar (23.5 por ciento). Sin embargo, uno de cada 10 niños que trabajan manifestó que el hogar necesita su aportación económica, mientras que para 16.8 por ciento el hogar necesita de su trabajo. Y aunque la mayoría de los niños trabaja para un familiar (59.2 por ciento) y solo 3.8 por ciento trabajan solos o por su cuenta, las consecuencias del trabajo infantil son físicas, psicológicas, educativas y económicas.
Fuente: Excelsior