El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva no se entregó ayer a las autoridades en el plazo que le dio el juez Sergio Moro para que empezara a cumplir una condena a 12 años de prisión por corrupción.
Lula debía entregarse a las 17:00 (hora local) a la Policía Federal de la ciudad de Curitiba, donde está el tribunal de Moro, el principal juez de la megacausa sobre corrupción política, conocida como Lava Jato (Lavado de autos).
Poco antes, un juez de tercera instancia denegó el pedido presentado por la defensa de Lula para suspender la orden de prisión emitida el jueves por Moro, que le dejaba 24 horas para ir “voluntariamente” a Curitiba, donde tiene una celda preparada.
Pese a no haberse entregado en el plazo fijado, Lula no es un prófugo, porque las autoridades saben dónde está y no han intentado arrestarlo, según la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann.
El abogado José Roberto Batochio declaró a Folha de S. Paulo que Lula no “irá pisoteado al matadero” y en su lugar se entregará a las autoridades “por su libre voluntad”.
El exmandatario continuaba en su cuna política, la sede del Sindicato de los Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo en Sao Paulo, a donde llegó el jueves por la noche y sólo se asomó a una ventana para saludar a sus simpatizantes.
El exjefe de Estado (2003-2010) es claro favorito para las elecciones del 7 de octubre, con hasta 37% de los apoyos en las últimas encuestas. Lula aún es muy popular entre las clases pobres debido al éxito de los programas sociales.
En tanto, las clases medias y altas, rechazan al expresidente por los cargos de corrupción contra él. Un 40% de los votantes señala que no le daría su apoyo.
Lula fue condenado por el juez Moro a nueve años y medio de prisión en julio de 2017 por cargos de que aceptó sobornos de la constructora OAS, a cambio de beneficiar a la empresa en sus negocios con la estatal Petrobras.
Una corte de apelación de Porto Alegre confirmó en enero la condena y aumentó la pena de prisión a 12 años y un mes.
UNA CELDA CON LUJOS
La Policía Federal en Curitiba, sur de Brasil, preparó una celda especial para recibir al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que tendrá baño privado y derecho a dos horas diarias de aire libre.
El salón era utilizado para alojar a policías de otros estados o a abogados que precisaban pernoctar en la sede judicial, pero las últimas dos semanas fue adaptada para recibir a quien sería el preso más célebre. El diario O Estado de Sao Paulo señala que la habitación tiene unos 15 metros cuadrados y ducha con agua caliente.
El edificio que hospedará a Lula durante el inicio de sus días en prisión fue inaugurado bajo su segundo mandato en 2007.
Fuente: Excélsior