Las historias que Alfred Hitchcock narró en la gran pantalla provenían de lugares poco comunes, desde relatos que encontraba en algunos libros, hasta historias que escuchaba en la radio e incluso anécdotas que a él mismo le sucedían.
La madrugada del 18 de agosto de 1961, miles de pájaron irrumpieron de forma violenta e intempestiva en decenas de domicilios de Bahía Monterey, en California, muy cerca de donde Hitchcock vivía.
El violento suceso se debió —señaló la polícia en aquel entonces— por el ácido domoico, una sustancia venenosa que producen algunas algas y que inalaron las aves.
El británico, impactado por el acontecimiento, se preguntó “¿qué llevaría a actuar a las aves de forma suicida y violenta”. Un año más tarde el director se toparía con un relato corto de Du Maurier, escrito una década antes, en la que se hablaba de una parvada que atacaba una pequeña villa.
Intrigado por la historia, Hitchcock sabía que era material que no podía dejar pasar para contar una historia de terror y decidió comenzar la producción de su filme Los Pájaros, el cual se ha convertido en un filme de culto y que hoy cumple 55 años de haber sido estrenado en salas.
Una de las características del trabajo del realizador fue que mostraba que el miedo y horror podían presentarse y provenir de los lugares y de los seres menos imaginados. Con su filme de 1963, Alfred hizo que millones tuvieran pavor y temor por las aves.