sábado, noviembre 23, 2024
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En Iztapalapa, con problemas de agua desde 1960

En Santa Cruz Meyehualco, Iztapalapa, ya no saben qué les preocupa más: la falta de agua, los daños en sus viviendas por los hundimientos o los sismos que cada vez se sienten más fuertes. Aseguran que desde la década de los años 60 han padecido un suministro de agua muy escaso y de mala calidad. La escasez de agua viene casi desde los años 60 o 70, ya desde entonces se compraban garrafones de agua cuando venía el pato pascual, porque el agua dizque potable no es potable, siempre sale con mucho olor, ya podrido, a huevo y desde entonces se ha comprado garrafón”, declaró la vecina María de la Paz Moreno.

Con el paso de los años, los hundimientos, generados por la sobre explotación de los mantos freáticos, comenzaron a dañar sus hogares. Es el caso de la señora María Arenas, quien desde hace 55 años vive en Santa Cruz Meyehualco. Desde 1985 empezó a sumirse. Llegó el momento en que mi casa estaba de lado, parecía casa de espantos; le puse piso de cemento y se separó la barda y el piso del patio como un metro. Ya estaba muy triste mi casa”, dijo.

Como su vivienda estaba en riesgo de colapsar, la delegación Iztapalapa le ayudó a demolerla y construir una nueva con materiales ligeros. Pero ahora, una nueva preocupación aqueja a los habitantes. Y es que, últimamente, los sismos se sienten con mucha mayor intensidad. La verdad no los había sentido tan fuerte, había sentido despacito, pero ahorita ya están más fuertes y da miedo que se caigan las casas”, expresó Constancia Gómez Castro, otra vecina. Los habitantes han tenido que reforzar sus viviendas para tratar de evitar que los sismos las afecten.

Pensaba que se caía mi casa, pero vinieron unos ingenieros de la UNAM y dijeron que estos travesaños que tengo me hicieron fuerte, si no se me hubiera caído el techo o se me hubieran caído más paredes”, dijo María de la Paz Moreno. Varios se han querido ir de Santa Cruz Meyehualco porque piensan que los problemas se pondrán peor. Pero no se pueden mudar por falta de recursos, por lo que están resignados a aguantar lo que venga. De quererme ir, sí me quisiera ir, pero somos dos viejos, yo no podría comprar. Yo sí quería vender, pero no compraban, ya no me compraban mi casa porque ya estaba fea”, comentó Arenas.

Fuente: Excelsior

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