Había dormido sólo una horas; después de su gran noche en el Oscar, en donde su película «La forma del agua» obtuvo cuatro estatuillas, entre ellas Mejor Película y Mejor Director, Guillermo del Toro convivió con varios amigos en un par de fiestas que se organizaron en la ciudad.
Era el hombre de la noche, por lo que no podía faltar a las reuniones donde lo solicitaban.
Primero fue a la fiesta oficial de la Academia, The Governors Ball, en donde saludó a varios amigos, entre ellos Alejandro González Iñárritu. Después fue a la fiesta de la compañía de su filme, 20th Century Fox.
“Al hotel llegué como las cinco de la mañana, ya que después fuimos a una fiesta en las colinas pero fue algo tranquilo”, dijo Del Toro momentos antes de iniciar la entrevista en una suite de un hotel en Beverly Hills.
Fue una noche de recuerdos…
Sí, en parte por esta película, en parte por la trayectoria, en parte el recuerdo de «El laberinto del fauno» hace 10 años, es decir, es una combinación de momentos muy bonitos.
¿Qué pasaba por tu mente cuando en la ceremonia tu película no ganaba en algunas categorías?
Yo estaba muy tranquilo porque realmente en esta trayectoria no sólo conoces las películas, sino sabes los méritos de todas; sientes cómo cada película conecta de manera diferente, en qué áreas conecta muy fuerte…
No llegas con la idea de que tienes que ganar cada nominación, lo hermoso de la nominación masiva es que sientes que hay un abrazo a la película de parte de todos los gremios que conforman la disciplina del cine.
¿Qué pensaste cuando anunciaron tu nombre como ganador como Mejor Director?
No piensas mucho, te levantas, es un momento como hiperrealista, ves las cosas muy en foco con muchísima adrenalina, ves todo, no en cámara lenta pero con muchísimo detalle.
Fue una noche muy mexicana con Iñárritu, Gael, Salma, Lafourcade, Eugenio Derbez…
Sí lo fue, sobre todo se cierra un circuito muy bello que empezó hace 10 años con Alfonso y con Alejandro con Babel, Los hijos del hombre y El laberinto del fauno. Se ha ido cerrando ese circuito que para mí es muy mágico, muy bello, muy potente.
¿A quién le dedicas estos premios Oscar?
Mi padre y mi madre están en mi mente todo el tiempo, por eso dije aquellas palabras; es un momento importante para mí, a esta edad y la edad que tienen ellos, para que sepan el agradecimiento que siento con ellos.
Casi llegas a las lágrimas al recibir tus premios…
Me emocioné mucho, es como cuando viví el Oscar de Alfonso (Cuarón), que fue el primero para director (para un mexicano), fue muy hermoso, había una empatía tremenda; mi madre me llama y me dice: ‘ganó tu hermano’; me lo dijo así y me emocionó porque es un camino muy largo.
¿Qué parte te tu vida ocupan estos Oscar que ganaste?
El reconocimiento y la sensación de pertenecer a una industria te da un pasaporte internacional y este es un momento que lo refrenda, digamos que es muy bonito.
¿Qué sigue después de esto?
Ahorita tranquilidad, luego viene un proyecto, enorme o chico, no lo sé. Voy a tomar unos días de descanso, muy poquitos, ahí por finales de abril me voy a tomar siete días.
¿Se puede hablar un antes o después de Guillermo por el Oscar?
Si ves desde Cronos hasta La forma del agua hay una sola pieza de película. La forma… tiene aliento de El laberinto del fauno, esencias de Hellboy, de El espinazo… y mi idea es que el director filma una sola película.
El director viajará esta semana a México para asistir al Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
Sus “gemelitos”, como él llama a sus premios Oscar, viajarán con el para presentarlos a la familia.