Tengo un grupito de amigas que me dicen Tinderella. ¿La razón? Las animé a bajar la app de ligue y todas –sí, las seis– conocieron a sus novios ahí. ¿Por qué acudir al ciberespacio para conocer hombres?, quizá te preguntes, y más si tienes una serie de creencias negativas al respecto: «esos muchachos solo quieren un acostón», «seguro solo buscan una aventura» y cosas por el estilo. Yo me animé después de una plática con mi papá que fue más o menos así: ¿Sabes a quién le importa que no tengas plan el viernes, que vayas a una boda sin pareja el sábado o que veas una película sola el domingo?
A absolutamente nadie. Y no porque la gente sea mala onda… simplemente está demasiado ocupada para pensar en alguien más. ¡Ni qué decir para dedicar tiempo a pensar en dos personas a quienes podrían presentar! No lo tienen en su radar, así que no cuentes con ello. Recientemente di una breve plática en las Fuck Up Nights de Mazatlán, ¡fue una experiencia increíble (que puedes ver aquí)! Ahí me preguntaron sobre el tan anhelado equilibrio entre la vida personal y profesional, el cual claramente me ha costado un poquiiiito de trabajo, por lo que sin más confesé que «Tinder es mi amigo», pues me ayuda a salir, conocer y tener dates. Lo curioso del asunto fue que después de triunfar esa noche me fui a festejar sola.
Literal, yo y mi alma en los tacos. Entonces pensé: «Bianca, ¡Tinder!, ¡úsalo!». Así que mientras deleitaba mis papilas gustativas con arrachera, me dispuse a swipear (spanglish del verbo «deslizar», ya sea a la izquierda –para descartar– o a la derecha –para mostrar apreciación por el sujeto en cuestión–). ¿Mencioné que soy tan fiel usuaria y promotora de la aplicación que me dejaron probar Tinder Plus sin costo durante un tiempo? Anyway. Aparecieron, ¿qué será?, ¿unos 20 chicos? Uno menos mi tipo (por no decir «más feo») que el otro. Izquierda, izquierda, izquierda, izquierda, ¡huueeep!¿Qué vi por ahí?
¡¡REGRESAR!! Nota: el botón del arrepentimiento o la reconsideración es una monería de Tinder Plus, a la cual le debo mi actual estado de felicidad. Porque en mi piloto automático del swipe left, me tomó un poco más de tiempo vislumbrar a un hombre que podía –y resultó– interesante. Vi su perfil de nuevo: brazos musculosos, fan de los deportes acuáticos (tenía fotos en paddle, kayak, un yate y surfeando), aspecto cool (la clásica foto con lentes haciendo saludo de surfo)… Deslicé a la derecha y apareció el mensaje, a mi parecer el mejor ego-boost para las solteras: «It’s a match! ‘Samuel’ y tú se gustan».
Fuente: Excelsior