Alfonso Romo, el coordinador del Proyecto de Nación de Andrés Manuel López Obrador, no es el mejor ejemplo de ética empresarial, pues al menos una operación con su empresa Seminis, dejó dudas sobre su compromiso con la transparencia y la responsabilidad ética, señala un artículo de The Wall Street Journal. El texto “How to Get Rich Quick in Mexico” (Cómo hacerse rico rápido en México) de la periodista Mary Anastasia O’Grady, destaca que en política, la marca registrada del candidato presidencial de Morena es el corporativismo de amigos, por lo que “antes de que los mexicanos lo hagan presidente, deberían saber un poco más sobre sus patrocinadores”.
En ese sentido, afirma que no está claro que Romo –asesor económico de López Obrador e integrante de su eventual gabinete- sea el mejor portavoz del espíritu empresarial ético, pues hay dudas sobre su compromiso con la transparencia y la responsabilidad fiduciaria. Refiere que en 2002, Romo fue presidente y director Ejecutivo del conglomerado mexicano Savia y de una empresa llamada Seminis, que producía semillas y era propiedad de 75 por ciento de Savia, y cotizaba en el Nasdaq.
De acuerdo con el texto, la empresa de semillas se había involucrado en una rápida expansión mediante adquisiciones, lo cual creó un estrés financiero que podría haberse superado usando los mercados de capitales. Sin embargo, en diciembre de aquel año, Savia firmó una carta de intención no vinculante para vender la empresa al corporativo estadunidense Fox Paine. Bernardo Jiménez, un vocero del señor Romo, me dijo por teléfono desde México que Fox Paine había mostrado interés en la compañía por varios años y que el señor Romo veía esto como la mejor opción para lidiar con la pesada carga de deuda de Seminis”, relata O’Grady en su artículo.
La publicación señala que la oferta inicial de Fox Paine fue de 3.40 dólares por acción, mientras que la junta directiva de Seminis planteaba un precio de cuatro dólares por acción para los accionistas públicos. El 17 de diciembre de 2002 se formó un comité especial para estudiar la oferta, discutir modificaciones y llegar a un acuerdo, que finalmente ofreció a los accionistas públicos 3.78 dólares por acción y 3.40 a Savia. El valor de la transacción, de acuerdo con reportes de prensa del 2 de junio de 2003, fue de más de 650 millones de dólares.
Fuente: Excelsior