Contrario a lo que podría pensarse, el rescate de decenas de víctimas mexicanas y extranjeras entre los escombros del 19-S fue un trabajo remunerado porque no todos se realizaron de manera gratuita y solidaria. HuffPost México investigó este tema y encontró que además de polémico, tiene una razón de ser si consideramos que el rescate de sobrevivientes y cadáveres se realizó en un conjunto de condiciones adversas: contra reloj, bajo un clima adverso, estructuras inestables y otras colapsadas; hechos que -por su naturaleza- no podían implicar ningún tipo de improvisación.
Por esta razón rescatistas certificados a nivel internacional tramitaron ya los pagos correspondientes ante algunas embajadas, con base en el número de personas vivas o muertas que rescataron en las zonas cero en la CDMX; principalmente de Álvaro Obregón 286 donde los trabajos para recuperar 49 cadáveres y salvar 28 personas vivas, tuvieron una duración de 17 días. «¿Entonces ustedes cobran? ¿Es usted un pinche mercenario? ¿Buscan desastres para comer?», preguntó a Marco Morales una mujer judía en la zona cero de Álvaro Obregón.
Con franqueza, él respondió: «Pues sí, pero no somos mercenarios porque esos van y matan. Nosotros salvamos vidas y tenemos certificaciones internacionales reconocidas por las Naciones Unidas. Así que no es justo que nos cataloguen así». La historia de Marco (un rescatista mexicoamericano) se resume en tres puntos. De niño, cuenta, «su onda» era ser bombero. La escuela no fue su fuerte así que para encaminarse hacia su decisión tomó algunos cursos de alpinismo y otros de primeros auxilios. Antes de cumplir la edad de 15 inició con los servicios en ambulancia «y caí en la cuenta de que como bombero te mueres de hambre», dice. Así que continuó estudiando cursos de Técnico en Urgencias Médicas en la Cruz Roja Mexicana.
Cuando supo de la existencia de las certificaciones USAR (Urban Search and Rescue/Equipo de Búsqueda y Rescate Urbano) en la escuela Texas A&M Engineering, se inscribió y pago los cursos en abonos. Allá estudió esta especialidad que se divide en tres niveles y cuya duración es de un promedio de 300 horas de teoría y práctica. Disaster City, de la Universida de Texas A&M Engineering, es catalogada por muchos como una especie de «Disneylandia para rescatistas». En entrevista con HuffPost México Morales enlista lo aprendido: apuntalar estructuras colapsadas con polines, mejorar técnicas de rappel en situaciones de rescate y desarrollar habilidades para trabajar en espacios confinados; pero además recibió enseñanzas para combinar este entrenamiento con el rescate de pacientes y sobrevivientes dentro de dichas estructuras.
Fuente: Excelsior