Por mucho que Ferrari casi no haya comparecido en las tres últimas citas, Lewis Hamilton ha completado desde mediados de julio (Gran Bretaña) una impresionante serie de cinco victorias y un segundo puesto en las siete últimas citas del campeonato.
Nadie se acuerda siquiera del podio y los tres puntos que el regaló en Hungría a su compañero de equipo, frenando bruscamente antes de la meta para que Valtteri Bottas le sobrepasara.
Se propuso no echar de menos aquel gesto, calificado por muchos como de prepotencia y lo ha conseguido con creces. En Suzuka, tras una extraordinaria pole, tuvo ayer una de esas carreras controladas al milímetro, manteniendo a Verstappen a la distancia justa para no sentirse amenazado y conservando cada elemento del coche para cruzar sin sustos bajo la bandera a cuadros.
Es su octavo triunfo de la temporada, con el que acecha convertirse en el quinto tetracampeón de la historia, tras Fangio, Prost, Schumacher y el propio Vettel. En Austin, dentro de dos semanas, le podría valer ser primero, si Seb no logra al menos una sexta plaza, para conseguir su cuarta corona en 10 temporadas.
Con un año más de contrato con Mercedes y una más que probable extensión en ciernes, Lewis es el piloto en el que recae la posibilidad de alcanzar los siete títulos de Schumacher, al que ya ha superado en este 2017 en el apartado de poles, sumando un total de 10 este curso. La dentellada a los números del ‘Kaiser’, otrora de apariencia inabordable, ha sido muy considerable.
Le restan todavía 30 triunfos para alcanzar a Michael en sus 91 victorias, pero tras estas últimas cuatro campañas, no parece imposible, cuando aún cuenta con 32 años, una edad casi temprana para un piloto de F1, donde el ocaso se sitúa tradicionalmente sobre los 38 ó 39.
Fuente: Marca
