Las labores para alimentar a quienes siguen apoyando en Jojutla, Morelos, todavía continúan y en el albergue La Alameda, aún se trabaja arduamente para alimentar a entre mil 500 personas y dos mil cada día, Diego Rodríguez de 28 años de edad se unió a las labores desde el martes pasado y desde esa fecha no ha parado de trabajar.
Rodríguez es maestro de gastronomía de la Universidad Tecnológica del Sur del Estado de Morelos y se unió a los integrantes del DIF Estatal que habían instalado sus operaciones en ese albergue que cuenta con área médica, infantil y de distribución de víveres, así como el comedor que desde ese día ha funcionado mediante las aportaciones de las personas, “es una suma de voluntades, se han unido autoridades, civiles y brigadistas”, refirió.
“Fue una semana super dificil, estamos atendiendo alrededor de mil 500 a dos mil personas diarias, más o menos de 500 personas por comida, contamos con cuatro comidas por día, el desayuno, el almuerzo, la comida y la merienda”, explicó.
Las labores comienzan desde las seis de la mañana para alimentar a los elementos de la policía militar y personas que laboran en la reconstrucción de ese municipi desde temprano, en ese momento del día se sirve café, té, cereales y pan; luego viene el almuerzo, que es más consistente y que se ofrece de las 09:30 a las 11 de la mañana a las personas en general.
De las tres de la tarde hasta las cinco y media se reparte la comida mientras que de las seis a las 10:30 de la noche se sirve la merienda, ejemplificó que de frijol se cocinan al menos ocho kilos cada día, mientras que de arroz son cinco y de café al menos unos 10 litros, que es lo que se cocina como de fijo.
“Hay gente que no quiere salir de sus casas porque tienen miedo de robos o saqueos y vienen por comida y se la llevan a sus hogares, estamos ofreciendo el servicio abiertamente a todo aquel que lo solicite, que tenga la necesidad de alimento”, explicó.
Diego ayuda en Jojutla porque es el lugar en el que ha crecido, incluso, comenta, hay amigos o familias cercanas que tras el sismo pasado lo han perdido todo, por lo que es una manera de devolver algo al lugar al que pertenece, explicó.
A su vez, recordó que los primeros días después de la contingencia comenzaban sus labores desde las cuatro de la mañana y las extendían hasta la madrugada debido a que era necesario alimentar a una buena cantidad de personas, con el paso de los días se fueron organizando y a poco más de una semana ya tienen un horario establecido de operación.
El profesor de gastronomía pudo ayudar durante estas semanas debido a que la institución para la que trabaja mantuvo suspendidas sus operaciones; sin embargo, a partir del lunes próximo reinicia sus actividades docentes; sin embargo continuará con las labores de apoyo al salir de su trabajo.
Ello, dijo, debido a que siente el compromiso para quienes durante los primeros días brindaron su apoyo, en ese sentido, recordó a unos maestros de una escuela de chefs en Veracruz quienes donaron el material con el que imparten sus clases al albergue, ello, aunado a que un motociclista les llevó un congelador, los cuales, una vez terminada la contingencia, piensa devolver a sus propietarios.
“Yo estoy al cien por ciento, ya me he organizado con los chefs voluntarios, somos tres, y vamos a seguir apoyando hasta que la contingencia pase”.
Añadió que los insumos con los que preparan las comidas en el albergue han sido donaciones de personas en Querétaro, Guadalajara, Tampico, la Ciudad de México y Cuernavaca, así como de otros lugares, con la comida que llega es con lo que se diseñan los menús cada día.
“El comedor funciona gracias a las voluntades de todas las personas, apenas llevamos unas semanas y esto apenas comienza, se va a necesitar de más ayuda”, y en la cocina en la que por el momento el trabaja es alimentada por el calor de voluntarios que ofrecen sus manos y su tiempo para la preparación de alimentos.
