Más de 100 días han tenido que pasar. Atlético y Chelsea han cerrado este jueves un acuerdo para el traspaso de Diego Costa, de modo que intercambian ahora la documentación pertinente para que el futbolista pueda volar cuanto antes a Madrid y se incorpore al que ya fuera y vuelve a ser su club. El delantero, una vez aterrice, tendrá que pasar reconocimiento médico, último escollo de la operación. Este sábado se le espera en el palco del Wanda Metropolitano para seguir en vivo las evoluciones de sus nuevos compañeros con el Sevilla como rival.
La base del compromiso se alcanzó la semana pasada sobre la cifra de 55 millones fijos más 10 en variables, adelantada por MARCA, pero el pago del mecanismo de solidaridad (5% del traspaso) retrasó el visto bueno final hasta que ambas partes, representadas concretamente por Miguel Ángel Gil y Marina Granovskaia, han cerrado el reparto de esa cifra. Costa firmará con el Atlético por el tramo final de la presente campaña y las tres siguientes, léase hasta 2021. Conviene recordar que no podrá ser inscrito hasta enero de 2018.
Ésa fue una de las claves que el Atlético manejó desde que el propio jugador hizo público tras un partido de la selección española que Antonio Conte le había repudiado, que ya no entraba en sus planes, que lógicamente se veía obligado a dejar el Chelsea, en el que había jugado las tres últimas campañas, y que no contemplaba otra opción que la de volver a vestir la rojiblanca. Desde los despachos del Vicente Calderón se entendió entonces que el tiempo corría a favor en lo que a una posible negociación respecta, sobre todo porque en realidad ni siquiera el mercado estival obligaba a una entidad sancionada durante el mismo.
Con lo que no se contaba es con que la relación entre Costa y el Chelsea se emponzoñara mientras. El club de Stamford Bridge concedió al goleador sendos permisos para retrasar su incorporación a la pretemporada, pero mientras los saboreaba Diego conoció que la intención ‘blue’ pasaba por que se ejercitara con el equipo reserva, para que no coincidiera con Conte, en lo que se resolvía su futuro. Ahí decidió tomar una postura de fuerza, quedándose en su Lagarto natal y negándose a regresar en esas condiciones.
El Chelsea tensó aún más la cuerda poniendo el retorno de Diego a Londres como condición inexcusable antes de sentarse a mesa alguna, de modo que tanto el Atlético como Jorge Mendes, representante del jugador, tuvieron que ejercer como mediadores entre las partes hasta que por fin pudo iniciarse la negociación sin que el ariete se moviera de donde estaba: dispuesto como estaba incluso a dejar el fútbol, Costa se salió con la suya. Mientras, mantenía contacto permanente con Diego Pablo Simeone, Andrea Berta, Tiago o Filipe Luis.
El resto ha sido cuestión de tiempo hasta que por fin ha llegado el día. Una vez se supere el examen médico y se firmen los contratos (se supone que será entonces cuando las entidades hagan pública la operación), la obsesión rojiblanca pasará por el estado de forma de un futbolista con el que no se podrá contar para partidos oficiales hasta dentro de tres meses, pero que en todo caso lleva 102 días sin disputar uno (aquel de España frente a Macedonia) y sin haber realizado una pretemporada al uso. El equipo de trabajo que dirige Óscar Ortega, preparador físico rojiblanco, tiene ahí la palabra.
Se trata, en fin, de la noticia más esperada por la afición rojiblanca este verano, y llega tras unos días de alegrías en clave rojiblanca, por un lado la inauguración del Wanda y la posterior concesión de la final de la Champions de 2019, por otro las victorias ligueras ante Málaga y Athletic. Diego Costa y Vitolo, los dos refuerzos que había pedido expresamente Simeone, estarán a disposición del Cholo para el tramo decisivo del ejercicio. Conviene recordar ahí, en lo que a la Champions respecta, que en caso de clasificación para octavos podrían ser hasta tres las novedades que se introdujeran en la relación de jugadores enviada a UEFA.
Fuente: Marca