Hace 53 años, falleció el muralista, paisajista y escritor Gerardo Murillo, mejor conocido como ‘Dr. Atl’
Hace 53 años, falleció el muralista, paisajista y escritor Gerardo Murillo, mejor conocido como “Dr. Atl”, quien además de brillar por sus obras fue profesor de importantes creadores como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.
Nacido en Guadalajara, el 3 octubre de 1875, Murillo estudió pintura en Jalisco e ingresó a la Escuela de Bellas Artes, en la capital del país.
Por su destacado desempeño, el entonces presidente Porfirio Díaz le otorgó una pensión para que pudiera estudiar pintura en Europa, en 1911.
En la Universidad de Roma estudió filosofía y derecho, colaboró con el Partido Socialista Italiano y con el periódico Avanti.
Fue en aquella época, cuando el poeta argentino Leopoldo Lugones lo bautizó como el “Dr. Atl”, que en náhuatl significa “agua”, en alusión a que el barco en el que viajó a Europa estuvo a punto de ser hundido por una tormenta.
A su regreso a México, trajo consigo un gran entusiasmo por la pintura renacentista, el neoimpresionismo y el fauvismo.
Comenzó a impartir clases en la Academia de San Carlos de la Ciudad de México, donde tuvo como alumnos a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.
Desarrolló los atl-color, técnica consistente en la aplicación de tintes secos o resina con los cuales se podía imprimir sobre papel, tela o roca.
Amante de los paisajes, específicamente de los volcanes, varias veces escaló el Popocatépetl y el lxtaccíhuatl, cuyos paisajes guardaba en la su mente para después plasmarlos en acuarela o con óleo sobre tela.
Esta pasión dio como resultado uno de los libros más importantes del arte mexicano: “Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín”, ya que observó su nacimiento y lo plasmó en apuntes y pinturas.
También realizó monografías sobre las iglesias de México y las artes populares, fundamentales para la educación pública y que le valieron la Medalla Belisario Domínguez, en 1956, y el Premio Nacional de Artes, en 1958.
El “Dr. Alt” murió el 15 de agosto de 1964 de un paro cardiorrespiratorio y sus restos yacen en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, en la Ciudad de México.
Excelsior