En las últimas cuatro décadas, ha disminuido el número promedio de hijos por mujer, al pasar de 6.8 en 1970 a 2.3 en 2010, indicó la Secretaría de Salud
En las últimas cuatro décadas, ha disminuido el número promedio de hijos por mujer, al pasar de 6.8 en 1970 a 2.3 en 2010, indicó la Secretaría de Salud.
Actualmente, la tasa global de fecundidad es de 2.2 hijos, cercana al nivel de reemplazo generacional, que es de 2.1, y que se estima se logrará después de 2025.
A finales de la década de los setenta, el país alcanzó su nivel más alto de crecimiento poblacional, con una tasa de 3.5% anual, determinado por una elevada fecundidad de 42 por cada mil habitantes y a una baja mortalidad de 10 por cada mil habitantes.
Después de este periodo, la tasa de crecimiento de la población mantuvo un decremento sostenido al pasar de 3.2% en 1970 a 1.9% en 1990 y a 1.4% en 2010 y se estima que para 2018, ese indicador se ubicará en 1%.
Las acciones de planificación familiar y anticoncepción están orientadas a personas en edad reproductiva; no obstante, la cobertura de los servicios se ha medido en términos de Mujeres en Edad Fértil Unidas (MEFU), esto es: de 15 a 49 años de edad casadas o en pareja.
Aunque los avances logrados en México durante casi cuatro décadas de políticas públicas en materia de planificación familiar son importantes, aún son insuficientes, por lo que el gobierno federal plantea desafíos para atender las demandas y necesidades de la población con un enfoque de derechos humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso el 3 de agosto de cada año para conmemorar el Día Internacional de la Planificación Familiar, a fin de difundir información sobre los diferentes métodos y sus ventajas para la prevención de embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual.
De acuerdo con el organismo internacional, se calcula que, en los países en desarrollo, 214 millones de mujeres en edad reproductiva desean posponer la procreación, pero no utilizan ningún método anticonceptivo moderno.
Ello debido al acceso limitado a la anticoncepción, por temor a efectos colaterales, oposición por razones culturales o religiosas, servicios de mala calidad, errores de principio de los usuarios y los proveedores y barreras de género.
Destaca que la planeación brinda a las mujeres, familias y a la sociedad diversos beneficios, como prevenir riesgos para la salud relacionados con el embarazo, reducir la mortalidad de los menores de un año de edad, evitar la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y, por ende, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida).
Además, contribuye a disminuir la necesidad de recurrir al aborto peligroso, poder de decisión, menos población, a aminorar el embarazo de adolescentes, mayor calidad de vida para cada uno de los integrantes de la familia, mermar la violencia intrafamiliar, así como más desarrollo personal y profesional para la pareja.
La OMS señaló que el uso de anticonceptivos ha aumentado en Asia y América Latina, pero es bajo en África, y a nivel mundial ha registrado un incremento, al pasar de 54% en 1990 a 57.4% en 2015.
El empleo de esos métodos por los hombres representa una proporción pequeña y por lo general se limitan al condón o la esterilización (vasectomía).
En México, la tasa de embarazos no planeados y no deseados en mujeres de 15 a 49 años es superior a 36%; en el caso de la población adolescente, este indicador es mayor a 48%.
Con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2015 se registraron 2 millones 353 mil 595 nacimientos a nivel nacional, de los cuales, 18.2% fue de madres menores de 20 años.
El uso de la vasectomía como método de planificación se mantiene estable y en porcentajes bajos: 2.4% en 2014.
La planificación familiar está incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y su cumplimiento depende en parte de la capacidad para que las mujeres puedan ejercer sus derechos reproductivos.
Excelsior