Decía Carlos Gardel que 20 años no eran nada, ¿pero 35, que es el tiempo que Miguel Mateos lleva en la escena musical, interpretando por ejemplo “Cuando seas grande” u “Obsesión”?
“Es diversión, si no me cag… de la risa mejor me quedo en la casa”, dice rápidamente el pampero del otro lado del auricular.
“A estas alturas, después de cientos de giras, si me hubieran dado un dólar por cada kilómetro hecho, sería todo un millonario”, continúa en la broma.
Ya en tono más serio, el cantante asegura que físicamente se encuentra mejor que antes. Puede sonar raro, tomando en cuenta que tiene 63 años de edad, pero hay una explicación.
Hace tres décadas su agenda contemplaba, tan sólo en México, tres presentaciones en un día, lo cual era sencillamente agotador.
“Estoy mejor porque en los 80 era un vértigo demencial y hay muchos compañeros que ya no están en la ruta, ¡uno con la madurez aprende!
“Ahora ya disfruto de la sobremesa con los músicos, con los amigos con tanta gente conocida, antes no disfrutaba nada”, dice Miguel.
Esa tranquilidad, que le deja ahora tomar vacaciones con su esposa (“porque sino, me mata”) le permitió también hace algunos meses ponerse una peluca rubia, una capa, sacar sus sintetizadores y crear el álbum Electro pop, con el que llega a México.
Tijuana, Ciudad Juárez y el Estado de México están en su agenda por los siguientes días.
“Es un homenaje a esa música pop y, por supuesto, cantaré un racimo de las canciones que la gente ya conoce de años”, detalla el artista argentino.
Para septiembre iniciaría una gira conmemorando los 30 años de Solos en América, de donde surgió el sencillo “Cuando seas grande” en cuyos versos Mateos decía que quizá podría llegar a ser presidente de la nación.
“Aunque yo realmente siempre he estado alejado de la política, siempre me he manejado de bajo perfil, es raro verme en ese tipo de cocteles sociales y eso me ha servido para estar un poco en resguardo, con cierta intimidad”, apunta Miguel, sabedor de que lleva una vida de una estrella, 35 años después de una carrera.