La mujer canadiense inyectó dosis mortales de insulina a los adultos mayores porque ‘Dios se lo ordenó’; elegía a sus víctimas por su mal comportamiento.
Una enfermera canadiense se declaró la autora de la muerte de ocho ancianos que estaban a su cuidado y confesó que elegía a sus víctimas, a las que inyectó dosis mortales de insulina, por su «mal comportamiento», informaron hoy los medios de comunicación locales.
En el video, en el que Wettlaufer explica con detalle los asesinatos, la enfermera reconoce que «sabía la diferencia entre lo correcto y lo equivocado» y que aunque creía que Dios le ordenaba matar a sus pacientes, «estaba empezando a dudar que era Dios» quien la guiaba.
Wettlaufer, que compareció este jueves ante un juzgado para declararse culpable de los ochos asesinatos entre 2007 y 2014, también es acusada del intento de asesinato de otros seis ancianos.
La mujer reconoció que sentía «una urgencia» de asesinar y que tras matar a sus pacientes la invadía una incontenible «risa».
Wettlaufer, de 49 años, fue detenida en octubre de 2016 tras confesar el asesinato de varios ancianos que estaban a su cuidado al personal de un hospital psiquiátrico de Toronto, donde también estuvo ingresada para ser tratada de depresión.
El personal del hospital advirtió a la Policía de la confesión de la enfermera, quien fue detenida poco después.
Las víctimas de Wettlaufer vivían en varias residencias de ancianos donde trabajaba la enfermera y tenía entre 75 y 96 años de edad.
Foto: Especial
Fuente: Excélsior