sábado, septiembre 28, 2024
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Claves para cuidar emocionalmente a tu hijo

En el mundo existen peligros físicos y otros que denominamos emocionales o psicológicos. Los primeros son más fáciles de reconocer, pues se está más atento a ellos (por ejemplo los padres enseñan a los hijos como cruzar la calle o a no tocar algo hirviendo). En cambio, los adultos no están acostumbrados a hablar sobre los peligros emocionales con sus hijos.

Con respecto a estos peligros, los niños tienen que saber que existen personas, situaciones o juegos que incitan a acciones negativas que pueden dañarlos.

En momentos de un gran vacío existencial y de un profundo sentimiento de soledad, tanto en niños como en sus padres, es necesaria la mirada de un adulto que los guíe. Para que el niño se sienta cuidado, los padres deberían hablar de los peligros emocionales que pueden aparecer en la vida diaria. Por ejemplo, tienen que saber que no se puede hablar o ir con extraños en la calle. Los padres tienen que explicar en forma clara sobre los riesgos: “No conocés a la persona por lo tanto es un peligro, no sabes sus intenciones”.

También deben saber que si alguien quiere tocar sus partes íntimas tienen que decir que no.  Es importante que los padres le expliquen que los niños no tienen que tocarse o besarse en determinadas zonas de su cuerpo. Estas acciones corresponden al mundo de los adultos, y como otras tantas, no son negativas por sí mismas, pero hay que estar maduros emocionalmente para que no lo sean.

El cuidado emocional que brinda un padre que mira y protege a sus hijos tiene como consecuencia positiva que los chicos comienzan a auto cuidarse, a evadir situaciones que pueden llegar a ser peligrosas para ellos. También es importante que los hijos sientan que pueden confiar y pedir ayuda a sus padres. Lo más negativo es que el niño sufra en silencio y no pueda relatar lo sucedido a su familia.

Ante la pregunta de quá necesita un niño para saber cuidarse de personas o juegos dañinos, sostenemos que el vínculo padres e hijos es de vital importancia. Primero que nada necesita sentirse amado y protegido por un adulto; y en segundo lugar, eso le hará quererse y construir una autoestima firme y sólida.

Los niños que se sienten abandonados emocionalmente por los adultos, no pueden saciar sus necesidades afectivas; en consecuencia buscan amor a todo precio y se pueden involucrar en vínculos nocivos.

Sostenemos que existen tres clases de necesidades afectivas en los niños (que deben saciar los padres): amor con límites para sentirse amado; contención y sostén de los adultos significativos para sentirse protegido; y conocimiento de las verdades familiares para sentirse confiado.

Los adultos tienen que conversar y describir los peligros sin transmitir miedo. El fin es que ellos puedan detectar posibles peligros para alejarse o pedir ayuda. Para eso los padres tienen que mirar a sus hijos y determinar que les sucede.

*Fanny Berger, psicóloga gestáltica.

 

 

Foto: Especial

Fuente: Eme de mujer

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