Las niños y los niñas quieren ser escuchados, ejercen su derecho a la libertad de expresión y buscan que sus opiniones e ideas sean tomadas en cuenta para la solución de problemas en la escuela y en el mundo.
Con un proyecto que pretende dejar huella dentro y fuera del aula, Víctor Manuel Salinas Olvera, estudiante de la Maestría en Educación para la Ciudadanía de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) busca impulsar la participación de los niños y las niñas en las decisiones de la vida diaria.
Por medio de una intervención en un salón de clases de la secundaria general no. 4 «Benito Juárez», se invita a los menores a ejercer su derecho a expresarse abonando propuestas para la resolución de problemas, el objetivo –comenta Víctor- es que la voz de los niños tenga impacto no solo en la escuela.
«Buscamos que los niños expresen lo que sienten y lo que piensan, primero en su entorno que es la secundaria, pero lo que buscamos como impacto fuera de la secundaria es que también en su vida cotidiana, en su comunidad, colonia, familia, y cualquier otro lugar en donde estén, que ellos sepan que su voz es importante y que se tomen en cuenta por el simple hecho de que a ellos les interesan esos temas».
El proyecto tiene como objetivo convencer a los niños y niñas que sus opiniones e ideas son importantes y promueven la convivencia democrática.
«Históricamente en la escuela se vive una cultura del silencio, es decir, desde el kínder, prepa, secundaria y a veces hasta -lamentablemente universidad- lo que pasa es que son instrucciones claras: siéntate, cállate, pon atención. Seguimos en la cultura del silencio y el de ubicar a los niños como depositarios del conocimiento, como si lo que diga el maestro es lo que ellos tienen que aprender; entones eso es algo histórico y que se da en muchas escuelas públicas en Querétaro y en el país, entonces proyectos como este, lo que hacen es decirles a los niños y las niñas que ellos tomen la palabra y que nosotros vamos a trabajar con lo que a ellos les interesa, porque no podemos seguir anulándolos más como personas».
Por medio de actividades recreativas en las que los estudiantes son los protagonistas, el 2° K ha logrado reforzar la unión del grupo y dar solución a distintos problemas entre compañeros.
Ilse Alejandra Pérez Villanueva señala que las actividades que realizan han dado seguridad a los integrantes del grupo.
«Nos hemos estado centrando más en lo que nos piden los profesores y nos han apoyado mucho (…) ahora podemos opinar sobre las ideas que tenemos para ayudar a resoluciones de algunos problemas ya sea en la escuela o en el salón».
Ella invita a los niños a perder el miedo y a expresar sus ideas, nadie está exento de cometer errores, pero de esos también se aprende.
«Yo les diría a todos los niños que no tengan miedo de expresar sus ideas, porque al fin al cabo nadie es perfecto, todos tenemos errores y de esos errores se aprende; entonces yo diría que todos los niños deberían de participar en cualquier cosa sin miedo».
Por su parte José Ignacio Flores Gutiérrez, reflexiona sobre la importancia que tiene el ser escuchados por la sociedad, pues añade que él como sus compañeros son el futuro de México.
«El proyecto se trata de que nosotros cambiemos en convivencia, de que seamos escuchados, pero porque a fin de cuentas nosotros somos el nuevo futuro de México, somos los nuevos trabajadores, los profesionistas y con los retos que hoy tiene México, nosotros estamos o nos vemos obligados a tomar todas las oportunidades que nos presenten; porque si nos quedamos callados, nosotros nos quedamos obsoletos y pues eso no es lo mejor para la sociedad».
Joselyn García Carranza, comparte una de las frases que surgió en una de las actividades que han realizado, la idea –insiste- es que todos sean escuchados.
«Maestro antes de regalarme y reportarme, escúcheme. Un equipo hizo esa frase para que los maestros supieran que está pasando con nosotros; que antes de que nos estén regañando, nos estén reportando escuchen nuestra versión”
“Nosotros como jóvenes y como niños tenemos derecho de expresarnos, dar una opinión de algo que esté pasando, porque de alguna manera nos tienen que tomar en cuenta”.
En tanto, los académicos resaltan el impacto del proyecto, pues además de repercutir positivamente en la conducta y desempeño académico, revela una sana convivencia entre los alumnos y mejoras en las relaciones sociales, así lo afirma la subdirectora de la secundaria en el turno vespertino, Tonantzin Pérez Téllez.
“La concreción de su trabajo era mostrar fotografías que mostraran una sana convivencia, una relación amistosa, un ambiente de tolerancia; y el hecho de platicarlo, de escribir, de dibujar sobre ello, repercute en su relación principalmente entre ellos y va de colofón el efecto a la relación que tienen con el maestro y en la relación que tienen en casa”.
Odalis Guadalupe Franco Mendoza y Mario Emmanuel Venegas comparten un poco de esta experiencia que los ha motivado a convivir democráticamente y a ejercer su derecho a ser escuchados.
«Todos los niños tienen derecho a expresarse, a ser libres y les ha servido mucho porque algunos maestros no nos dejan opinar o unos opinan tanto que no dejan a los demás opinar y los maestros le toman la palabra a alguien más (…) sirve mucho que expresen eso porque les va a servir mucho».
«Por decir nuestras opiniones también pueden ser buenas y en la clase nos apoyan a que nosotros demos nuestras opiniones (…) por decir ahorita nos puede dar pena opinar, así decirle a todos los compañeros pero a futuro ya no nos da tanta pena expresarnos (…)
Por: Iraí Silva