El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, protagonizaron ayer una gélida reunión en la Casa Blanca, dejando al descubierto sus diferencias en temas centrales, como migración y comercio internacional.
El mandatario estadunidense, por su parte, negó ayer ser un político aislacionista y dijo que, por el contrario, es un “comerciante, pero un comerciante justo”.
En rueda de prensa junto a la canciller alemana, Trump insistió en que sus posturas responden a la necesidad de que Estados Unidos deje de ser tratado de “manera injusta” en la escena internacional.
En primer lugar, no creo en una política aislacionista”, comenzó respondiendo el mandatario a la dura pregunta de una periodista alemana, quien le cuestionó sus medidas comerciales para poner a “Estados Unidos primero”.
Trump dijo que defiende “un comercio libre, pero nuestro comercio libre nos condujo a un montón de cosas malas”, como un pesado déficit comercial y la “acumulación de deudas”.
La administración Trump acusó a Alemania de valerse de un subvalorado euro para sacar ventajas exportadoras y tener un abultado superávit comercial con EU.
Por su parte, Merkel dijo que su visión un intercambio comercial “es justo cuando las dos partes ganan. Y ése es el espíritu que debe guiar las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea”.
En otro momento, al referirse a un asunto sensible para Alemania, Trump dio su opinión sobre el tema migratorio.
La inmigración es un privilegio. No un derecho. Y la seguridad de nuestros ciudadanos debe siempre ser puesta en primer lugar. No hay dudas de eso”, expresó el mandatario.
Trump también dijo que en la conversación con Merkel le reiteró el “firme apoyo” de la Casa Blanca a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero pidió que los países miembros salden las cuentas con Washington.
En un intento por buscar un acercamiento, Trump mencionó el supuesto espionaje del celular de la canciller alemana durante el gobierno de Barack Obama. El caso fue revelado en 2013 y es investigado por una comisión del Parlamento alemán. “Al menos tenemos algo en común”, dijo el Presidente.
Un momento tenso se vivió cuando Trump no aceptó darle la mano a Merkel en la Oficina Oval, a pesar de que los periodistas se lo pedían. La canciller incluso le preguntó si debían hacerlo, pero el mandatario estadunidense no respondió.
Excelsior