Cuando Legendary Pictures anunció que trabajaría en una nueva película de King Kong -en concreto, una precuela-, la postura general fue de apatía e indiferencia. Pero un año después, la productora informó que, gracias a una ligera dosis de magia legal, este nuevo filme estaría ubicado en el mismo universo del reboot estadunidense de 2014 de Godzilla.
De pronto la indiferencia se transformó en alegría, los fans del cine de género dispararon su entusiasmo hasta el cielo y ahora tenemos Kong: La Isla Calavera, el primer paso hacia ese futuro encontronazo y que resulta en un revival de la giant monster movie en el mejor y más amplio de los sentidos.
1973. Bill Randa (John Goodman), oficial de la organización Monarch, consigue autorización del gobierno para encabezar una expedición a la Isla Calavera, región inhóspita que podría albergar las respuestas a hechos registrados en 1954, relacionados con la existencia de una criatura desconocida.
Al arribar, la expedición se encuentra con Kong, un simio gigante que defiende su territorio no solo de amenazas foráneas, sino también de monstruos colosales que viven en el subsuelo de la isla y que podrían implicar el fin de la vida en esta.
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Kong: La Isla Calavera no es una revisita al tradicional relato de King Kong, aquel de un amor imposible surgido de una bestia hacia una mujer, el que pasa de tierras tropicales a la frialdad citadina de Nueva York y cuyo clímax tiene lugar en la cúspide del Empire State.
No, esta cinta es un planteamiento que tiene el mero propósito de lucir en espacio de dos horas todo el monster mayhem posible, con miras a encallar a la audiencia en el frenesí de ver en 2020 a King Kong y Godzilla resolviendo sus diferencias a golpes mientras destruyen ciudades enteras.
Los realizadores de Kong: La Isla Calavera están conscientes de que la principal observación hecha a la Godzilla de 2014 fue la escasez de tiempo en pantalla del monstruo principal y el exceso de enfoque en el (chocante) elemento humano de la trama.
De esta forma, Kong es una película a completa disposición del simio titular y del resto del bestiario, y utiliza al elenco solo para generar puntos de identificación con el espectador, para establecer el tejido conector con Godzilla y para proveer los detonantes que ponen en marcha el aparato narrativo.
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Hay marcados tropiezos en la primera parte, producto de una saturación de eventos y personajes en una reducida ventana de tiempo, y que brinda la sensación de lentitud en la progresión de la trama.
Pero llegado cierto momento, el filme se transforma en una giant monster movie que jamás cede y que depara secuencias descabelladas en progresión contante, para beneplácito de los entusiastas del cine de género.
Kong: La isla calavera es todo lo que Godzilla de 2014 no fue, y ello solo incrementa los ánimos de ver al Rey de los Monstruos y a la Octava Maravilla del Mundo juntos otra vez en pantalla, dejando claro por qué son los reyes de la destrucción total. Por último, ojo a la escena post-créditos, pues es un fenomenal adelanto de los eventos a presenciar en Godzilla 2.
CALIFICACIÓN: 8.5/10
Kong: La isla calavera (Kong: Skull Island)
Año: 2017
País: Estados Unidos
Dirección: Jordan Vogt-Roberts
Guion: Dan Gilroy y Max Borenstein
Elenco: Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, John Goodman, Brie Larson, Jing Tian, Toby Kebbell, John Ortiz, Corey Hawkins, Jason Mitchell, Shea Whigham, Thomas Mann, Terry Notary y John C. Reilly
*Imágenes: Warner Bros.