Hace no mucho tiempo, cualquier sugerencia de que México podría dejar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) habría causado perplejidad.
Pero no después de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
El libre comercio es un mantra de la élite política de México, el corazón de la estrategia de desarrollo del país.
Sin embargo, ahora que Trump ha dicho que quiere renegociar el TLCAN, cada vez hay más políticos y empresarios mexicanos que se preguntan qué precio vale la pena pagar para seguir siendo parte del acuerdo. Para muchos de ellos, la conclusión es que México perdería más con años de regateos e incertidumbre económica que si simplemente abandona el tratado.
“No habría otra opción”, dijo el martes el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo. “¿Ir por algo que sea menos de lo que tenemos? No tiene sentido quedarnos”.
A diario se intercambian cerca de 1,4 mil millones de dólares en la frontera de México con Estados Unidos. Este país compra alrededor de 80 por ciento de las exportaciones mexicanas, mientras que México es el segundo mayor mercado mundial para bienes estadounidenses.
No queda claro exactamente cómo el gobierno de Trump prevé renegociar ese flujo. El gobierno mexicano dice que Guajardo y el canciller Luis Videgaray esperan discutir el tema este miércoles en Washington cuando se reúnan con funcionarios del gobierno de Trump.
Por su parte, el presidente Enrique Peña Nieto tendrá un encuentro con su homólogo estadounidense el 31 de enero.
Las declaraciones del gobierno mexicano sobre abandonar un TLCAN renegociado si los términos son demasiado severos podría ser solo una táctica para llegar con mayor fuerza a la mesa.
Para recalcar la importancia que tiene México para Estados Unidos, los mexicanos también pretenden incluir en el diálogo los temas que vinculan a las naciones, como la migración, la seguridad fronteriza y el combate al tráfico de drogas.
Estados Unidos depende de México para luchar contra los carteles y ayudar a detener a migrantes de Centroamérica y otros países que quieren llegar al país del norte.
Por ello, el gobierno mexicano quiere presentar un “un acuerdo en paquete” a la administración de Trump, una advertencia implícita de que la construcción del muro sería un remplazo insuficiente de la ayuda de México en cuestiones migratorias y de seguridad.
El mensaje que México espera enviar es que “si construyes tu muro, el muro tendrá que sustituir todo lo demás que hacíamos antes”, dijo Jorge Castañeda, exsecretario de Relaciones Exteriores mexicano.
Y al vincular el comercio con la seguridad, México también podrá ganar algo de tiempo en las negociaciones, argumentó Rafael Fernández de Castro, asesor para temas internacionales del expresidente Felipe Calderón Hinojosa.
Ese tiempo podría permitir que argumenten a favor de preservar el acuerdo empresas en Estados Unidos que dependen del TLCAN y estados, como Texas, que exportan miles de millones de dólares en bienes a México.
Pero la idea de que promotores del libre comercio dentro de la política mexicana siquiera estén considerando que el país vaya a estar mejor fuera del tratado que bajo una versión renegociada de este demuestra el caos que ha causado la elección de Trump en este lado de la frontera.
Con sus promesas de renegociar lo que ha llamado “el peor acuerdo firmado en la historia” de ese país y sus amenazas de imponer un “impuesto fronterizo” a empresas que muevan sus fábricas fuera de Estados Unidos, Trump ya ha tenido efectos negativos en la economía mexicana.
El peso mexicano está en niveles históricamente bajos. Ford canceló una inversión de 1,6 mil millones de dólares y General Motors anunció que regresaría parte de la cadena de producción de autopartes a Estados Unidos. La incertidumbre seguramente frenará otras inversiones extranjeras.
Hasta ahora, Peña Nieto ha enaltecido el valor del libre comercio y ha reafirmado el compromiso de México con este.
“Debemos preservar el libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México”, dijo el lunes en un discurso en el que delineó la política exterior mexicana de cara a la presidencia de Trump. “Los intercambios comerciales deben estar exentos de cualquier arancel o cuota”.
Pero la creencia de que no tener el TLCAN es preferible a tener negociaciones fracturadas durante años salió a relucir durante una mesa de discusión en la universidad de la cual se han graduado los principales promotores del libre comercio en México.
La mayoría de los secretarios del gobierno han estudiado o dado clases en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, el ITAM, y varias personas que ayudaron a formular el TLCAN estaban presentes cuando el rector Arturo Fernández dijo lo impensable durante una reunión de exalumnos del 12 de enero.
“Sería, tal vez, preferible dejar a un lado el TLCAN que un largo proceso de negociación y tensión”, dijo Fernández.
Castañeda, quien propuso desde noviembre que México se saliera del TLCAN si Washington demandaba la renegociación, dijo que varios legisladores han caído en cuenta de que tienen una “elección entre un plan a terrible y un plan b terrible”. También varias empresarios han empezado a aceptar esa idea.
“Tenemos nuestros propios principios que hay que defender”, dijo Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, una coalición de compañías. “Si no hay condiciones, tenemos que contemplar la posibilidad de no quedarnos en el tratado y trabajar con las reglas internacionales”.
Sin el TLCAN, el comercio entre México y Estados Unidos se regiría según las reglas de la Organización Mundial del Comercio, dijeron expertos. Los aranceles para bienes mexicanos importados a Estados Unidos aumentarían alrededor de 3 por ciento, una cifra que los expertos ven como insuficiente para desincentivar el intercambio.
“No va a ser el fin del mundo”, dijo Fernández de Castro. Sabiendo eso, dijo, significa que “México puede negociar estando mejor parado”.
Aunque no todos están convencidos de que el gobierno esté preparado para abandonar la mesa de negociación.
“Hasta ahora es más bien una estrategia de negociación y no una posición que se pretende llevar hasta las últimas consecuencias”, dijo Carlos Heredia, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Aunque dijo: “Tal vez me equivoque”.
Por su parte, Luis de la Calle, exnegociador comercial del gobierno mexicano y uno de los redactores del TLCAN, dijo que la renegociación quizá quede delimitada a algunos asuntos técnicos, entre ellos las reglas para que productos como autos y electrónicos puedan ser movidos dentro de Norteamérica libres de aranceles.
“Necesitamos intentar que las emociones no sean parte de las negociaciones”, dijo.
Pese a los tuits y las declaraciones de Trump en contra del TLCAN, es muy posible que México tenga ventaja suficiente en cualquier renegociación debido a la importancia que tiene como comprador de bienes estadounidenses.
“Por el lado del comercio, entendemos lo que dice Trump, pero por el otro tenemos varias cartas que jugar porque somos su segundo mayor mercado”, dijo el exsubsecretario de Relaciones Exteriores Andrés Rozental. “Y podemos encontrar mucho de lo que compramos de Estados Unidos en otras partes”.
De la Calle incluso argumentó que México podría convertirse en el mayor mercado de exportaciones estadounidenses dentro de cinco años, con lo que superaría a Canadá.
“Las razones estructurales para la integración no van a cambiar. Y los mexicanos somos pacientes, vemos a largo plazo”.