A más de cuatro décadas de fallecido el cantautor José Alfredo Jiménez, el escritor Leopoldo Barragán Maldonado asegura que las canciones del compositor pueden usarse como terapia para las emociones.
Barragán Maldonado, un estudioso de José Alfredo Jiménez, publicó recientemente Entre Dolores y Remedios. Tributo a José Alfredo; y su hija Paloma Jiménez Gálvez, realiza el prólogo.
En entrevista, el especialista destacó: “El libro ya está a la venta en Colima y en Dolores Hidalgo, y el estudio arroja que las letras de José Alfredo Jiménez, se pueden usar como terapia para controlar trastornos de carácter emocional”.
El investigador abundó que para esta publicación recopiló experiencias a lo largo de más de un año de personas con conflictos emocionales, incluyendo al sobrino de José Alfredo, de nombre José Azanza Jiménez.
“Parto desde el punto de vista de la filosofía, no refiero a ningún autor específico, porque José Alfredo con su gran amplitud de horizontes, no podemos encasillarlo en una sola escuela, sino que me apoyo en varios filósofos para deducir la aplicación de la lírica del guanajuatense como ayuda terapéutica”.
“Es un trabajo a conciencia, enfocado a trastornos como la angustia, la depresión, la soledad y la tristeza, por mencionar algunos, que pueden tener alivio en la persona afectada al escuchar las canciones de José Alfredo”.
Leopoldo Barragán Maldonado indicó que el libro fue publicado por la Secretaría de Cultura del Estado de Colima con mil ejemplares de tiraje: “Con vistas a una segundo tomo, porque aún hay muchas canciones que analizar del cantautor guanajuatenese”.
Al respecto, Paloma Jiménez Gálvez, indica que Barragán Maldonado lleva al lector a pensar y soñar, bajo el cuestionamiento ¿Será el dolor la causa eficiente en la búsqueda del remedio?, para luego afirmar que dolor y remedio son un binomio inseparable.
“Las letras de las canciones de mi padre alivian, consuelan, aportan bienestar y serenidad, mitigan de cierta manera la incertidumbre y la desesperanza; funcionan como antídotos, antibióticos, analgésicos y antidepresivos”.
En entrevista, José Alamilla Ríos, habitante de Dolores Hidalgo y guía de turistas, señaló que en el año de 1900, llegó a este municipio Don Agustín Jiménez Tristán, papá de José Alfredo Jiménez, quien funda la primera botica de la zona, logrando con ello un gran reconocimiento con una de sus bebidas, conocida como “Carmelitana”, nombre que le pone en honor a su esposa, Carmen Sandoval Rocha.
Puntualizó que “Carmelitana” era para adultos, por lo que era común escuchar, “vamos a echarnos una Carmelitana”, toda vez que la bebida llevaba ciertos grados de alcohol: “Pero más adelante la gente la empieza a ocupar como un remedio infantil contra el espanto”.
De hecho, afirmó que incluso se desconoce si el padre de José Alfredo patentó su fórmula: “Lo curioso es que se sigue vendiendo como –Agua contra espanto-”.
Al respecto, José Alfredo Jiménez Gálvez confirmó que su abuelo fue un gran boticario, que logró hacer varias mezclas para aliviar dolores estomacales, depresiones y tristezas, así como dolores musculares y de cabeza: “Hizo varias infusiones, que hacían curas milagrosas a base de hierbas, agua y alcohol”.
Sin embargo, Jiménez Gálvez destacó que a la muerte de Don Agustín Jiménez, su abuela no supo manejar la botica y se perdió el negocio, que fue retomado por la familia que hoy vende las fórmulas curativas.