Las ciudades de todo Estados Unidos se han instalado aparatos tipo parquímetro para recibir limosnas de la gente, en un intento por reducir la mendicidad.
La ciudad de New Haven, en Connecticut, está entre las más recientes en instalar los equipos, que se erigen en las aceras y recaudan donaciones en efectivo o a través de tarjetas de crédito para programas que benefician a la gente sin techo.
La ciudad colocó cuatro recolectores de dinero, que son de colores brillantes, en áreas donde la mendicidad ha sido un problema y planea instalar seis más para apoyar a organizaciones locales sin fines de lucro que ayudan a las personas sin hogar.
Su intención es generar fondos suplementarios para los servicios a los indigentes y encauzar el dinero bien intencionado y donado generosamente lejos de quienes han hecho de la mendicidad un negocio», dijo el alcalde Toni Harp.
Los primeros equipos aparecieron en 2007 en Denver y otras ciudades siguieron el ejemplo. Recientemente se instalaron en Pasadena, California; Indianápolis; y Corpus Christi, Texas.
Recibimos al menos una llamada al mes de ciudades que buscan replicar el programa», dijo Julie Smith, una portavoz de Denver’s Road Home, que maneja el programa en Denver.
Sin embargo, algunos defensores de las personas sin hogar dicen que los aparatos han hecho poco para impedir que los necesitados pidan cambio suelto y que cuestionen si vale la pena el costo de instalarlos y mantenerlos. Los críticos argumentan que tal estrategia es errónea y en vano.
Pedir dinero no es ilegal y la gente que lo necesita lo seguirá haciendo, con esos aparatos o no, dijo Mark Horvath, un defensor nacional de las personas sin hogar y fundador del grupo de defensa Invisible People. Los falsos parquímetros, agregó, refuerzan el estereotipo de que todos los mendigos son vagabundos que quieren dinero para comprar drogas o bebidas alcohólicas.
Es un estereotipo falso. Un porcentaje enorme de personas que están mendigando tienen una vivienda pero no pueden darse el lujo de satisfacer sus necesidades básicas», afirmó. «Hay muchas mejores soluciones que instalar estos equipos, como el apoyo permanente a la vivienda asequible y un salario digno».
Smith y otros reconocen que no tienen datos o estudios para demostrar que los nuevos aparatos han reducido la mendicidad, pero creen que sigue valiendo la pena instalarlos como parte de esfuerzos más grandes para reducir la mendicidad.
Excelsior