Por ser el primer equipo asiático en una final, por ser el primero no europeo o sudamericano y por la forma como pusieron en jaque al Real Madrid llevándolo al tiempo extra, el Kashima Antlers se ha metido en la historia más allá de que, en el resultado, la jerarquía se mantuvo con el triunfo merengue 4-2 que le dio el título del Mundial de Clubes.
Lo que se vislumbraba como un mero trámite, y que de hecho comenzó siéndolo, terminó por ser una final que cualquier torneo envidiaría más allá de las distancias entre los contendientes y la abismal diferencia en cuanto a nóminas y nombres.
Cuando más negro era el panorama español despertó el Balón de Oro para hacerla de villano con su «Hat-Trick» que apagó el cuento de hadas en tiempo extra.
Ahí quedará la ocasión que Endo dejó ir en el último minuto agregado, esa que pudo ser del título y de la inmortalidad.
El Madrid empezó imponiendo su jerarquía con un gol de Benzema, quien aprovechó un rebote del portero Sogahata tras un disparo de Luka Modric para solo empujar la pelota antes de los 10 minutos.
Eso más que «matar» la final le dio otro impulso a la mentalidad del Kashima Antlers, que dejó en claro los argumentos para estar en la final del Mundial de Clubes, mientras que el Madrid optó por «dormirse» cuando al partido le quedaban muchos minutos por delante y terminó pagándolo.
Antes de concluir el primer tiempo, Shibasaki recibió en el área, se quitó a Varane y disparó cruzado de zurda para marcar un gol que por sí solo era historia. Un equipo japonés agredía al Madrid.
Con la calma del empate, pero la confianza a tope, el campeón nipón se fue al descanso y regresó aún más enchufado y con un Shibasaki que demostró por qué tenía el 10 en los dorsales y era el referente de su equipo.
El volante japonés apareció en los linderos del área y metió un zurdazo que superó a Keylor y se metió pegado al poste. Golazo, 2-1, historia y Yokohama hervía.
Para su infortunio, la alegría duró poco, pues pronto el Madrid provocó un penal que Cristiano convirtió para marcar su segundo gol del torneo y poner un poco de calma.
La paridad se rompió hasta el tiempo extra con doblete del Balón de Oro portugués, llevando el título del Mundial de Clubes a la vitrina blanca, pero dejando una aura de leyenda en el Kashima Antlers.
Fuente: Medio Tiempo