La medida ha desatado polémica mientras grupos de derechos humanos la califican como un ataque a la libertad personal dirigida a los habitantes de la etnia uigur.
Millones de residentes en la región de Xinjiang, en el noroeste de China, han recibido la orden de que tienen que entregar sus pasaportes a la policía local, una medida que grupos de derechos humanos califican como un ataque a la libertad personal.
La orden vino de la Oficina de Inmigración de Xinjiang, el 19 de octubre. Los funcionarios dijeron que los pasaportes serían retenidos por la policía después de un «chequeo anual».
Los residentes que deseen viajar al extranjero tendrán que pedir permiso a las autoridades locales, según el comunicado. Los que se nieguen tendrían prohibida la salida del país.
Xinjiang es una provincia rica en recursos y étnicamente dividida, hogar de alrededor de 10 millones de uigures, predominantemente musulmanes, y alrededor de ocho millones de residentes de la etnia han, la predominante en China.
Las autoridades no dieron razones para esta política. Sin embargo, el Congreso Mundial Uigur, un grupo de derechos con sede en Alemania, dijo que era movimiento deliberado para restringir los movimientos de la población uigur.
«A pesar de que las regulaciones ostensiblemente apuntan a todos los residentes, las autoridades chinas en el pasado han dado pasos claros para limitar los derechos de movilidad de la comunidad uigur en particular», dijo el Congreso en un comunicado.
Ataques terroristas en China
China ha culpado a los separatistas uigures por una serie de ataques en los últimos años, incluyendo uno en una mina de carbón en septiembre de 2015, en el que murieron 50 personas.
Pero los grupos de exiliados y activistas de derechos humanos dicen que las políticas religiosas represivas del gobierno y la marginación económica están provocando los disturbios.
«Las autoridades chinas no han dado ninguna razón creíble para quitar los pasaportes de las personas, violando su derecho a la libertad de movimiento», dijo Sophie Richardson, directora para la sección para China de Human Rights Watch, en un comunicado.
«Haciéndolo a través de toda una región es una forma de castigo colectivo y combustible para el resentimiento hacia el gobierno en una región donde las tensiones son altas».
Fuente: CNN Expansión