Último miércoles de octubre. La Escuela Secundaria de Brodhead, un pueblo de 3.000 habitantes de Wisconsin. Y un comunicado inesperado: 4 alumnos han muerto en un accidente de tráfico. Los alumnos quedan consternados. Brodhead es una localidad muy pequeña, y todos se conocen.
Las emociones estallaron en la clase de álgebra de la profesora Sam Bolen. «Muchos de nuestros amigos y compañeros empezaron a llorar», dijo una estudiante del centro, Madison Trombley, a NBC 15 News. Pero, pasados 10 minutos, las lagrimas se detuvieron de golpe cuando la persona que había dado aquella noticia les dijo la verdad: ningún adolescente había muerto. Aquello había sido parte de un ejercicio sobre técnicas de conducción seguras.
Para que esta experiencia fuese lo más auténtica posible, los estudiantes «fallecidos» fueron partícipes de la farsa. Les dijeron que no contestaran a sus compañeros a través el móvil.
A pesar de la indignación generalizada de los alumnos, desde la escuela no reconocieron que se trató de un método que podía herir la sensibilidad de muchos. Solo admitieron que la forma de comunicarlo no había sido la mejor. Pero nada más.
«Mientras mantenemos la dignidad que tiene este ejercicio, reconocemos los defectos en la forma con la que se comunicó. Evaluaremos el valor de esta actividad y haremos cambios en la forma de comunicarlo», dijo el superintendente del distrito escolar de Brodhead, Leonard Lueck, a The Washington Post.
Pero no todos los responsables de la escuela opinan igual. «En cierto modo, es casi insultante. No creo que sea necesario llegar a estos extremos para enseñar una lección. De este modo, se menosprecian los sentimientos de las personas que realmente han pasado por ello», comentó la profesora Bolen.
El macabro episodio no terminó allí: todavía estaba por llegar otra batería de muertes ficticias. Durante la segunda hora de clase, el director de la escuela comunicó al cuerpo estudiantil que otros 4 compañeros habían «muerto». Entonces, el número ya ascendía a 8 en un mismo día.
Por tanto, no podía faltar una conmemoración para todos los que les habían dejado. Así que se pasó un vídeo con fotos de aquellos chicos que repasaba sus vidas a ritmo de violín y piano.
Por si no había sido suficiente, al finalizar el vídeo, 2 adultos aparecieron en la pantalla para ofrecer una «actualización»: otros 4 estudiantes habían fallecido. En aquel caso, habían sido «deshuesados por un conductor borracho».
A pesar de que la mayoría de alumnos ya sabía la verdad, el drama continuó hasta el final. Y los estudiantes «muertos» estaban en la escuela vestidos de negro. Todo ello creó una estampa surrealista en la que se acabó por frivolizar con las muertes que sí que tienen lugar en la carretera.
Fuente: Play Ground