A diez días de las elecciones, la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) golpeó ayer de nuevo a Hillary Clinton al reabrir sus investigaciones sobre el uso de un servidor privado de correos electrónicos cuando era secretaria de Estado, para clara satisfacción de su adversario, el republicano
Donald Trump.
En una carta a la Comisión de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, el director del FBI, James Comey, informó que sus peritos habían “tomado conocimiento de la existencia de correos que parecen ser pertinentes a nuestra investigación”.
Al conocer el detalle de los nuevos correos, Comey agregó: “Manifesté mi acuerdo a que el FBI tome las medidas investigativas apropiadas para que los peritos los analicen”.
Por su parte, la candidata demócrata se declaró “segura” de que los nuevos correos electrónicos descubiertos no cambiarán la conclusión original de la investigación, que fue cerrada en julio sin cargos contra ella.
El pueblo estadunidense merece tener todos los hechos inmediatamente”, manifestó Clinton, y añadió que “Comey no sabe si los correos electrónicos son significativos o no”.
No conocemos los hechos, por ello estamos pidiendo al FBI que divulgue toda la información que tiene”, señaló.
“ESQUEMA CRIMINAL”
La reacción de Trump, como era obvio, no se hizo esperar. El aspirante republicano abrió un acto de campaña en New Hampshire anunciando a una multitud la continuidad de la investigación sobre los correos de Clinton.
Tras acusar por semanas al FBI de inepto y corrupto, Trump dijo que con las nuevas pesquisas, ese cuerpo podrá “corregir un error horrible” por parte de Clinton.
La corrupción de Clinton es de una escala como nunca hemos visto antes”, según el candidato conservador. “¡Hillary a la prisión!”, gritaban sus seguidores.
No podemos permitir que Clinton lleve su esquema criminal hasta el Salón Oval de la Casa Blanca”, dijo Trump a la multitud.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, también lanzó su dosis de críticas a Clinton y señaló que “se le confiaron algunos de los más importantes secretos de nuestra nación, y ella traicionó esa confianza”.
El anuncio de ayer constituye el último capítulo de un espectacular escándalo que persigue a Clinton desde marzo de 2015, cuando el diario The New York Times reveló que durante su gestión en el Departamento de Estado utilizó un servidor de correos instalado en el sótano de su vivienda.