La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aprobó este martes una resolución que molestó a Israel y a miles de judíos alrededor del mundo porque, según Israel, niega los profundos vínculos históricos entre el pueblo judío y sus santuarios en Jerusalén.
La junta directiva del organismo dependiente de la ONU adoptó la medida por consenso en una reunión en su sede en París. Un borrador de la propuesta fue aprobado por una comisión la semana pasada.
La resolución no tiene efecto alguno sobre la política en Jerusalén, pero agravó las tensiones dentro de la agencia internacional, la cual además está envuelta en una disputa diplomática entre China y Japón que le podría privar de fondos.
La resolución, que lleva el título de «Palestina Ocupada», es la más reciente de una serie de medidas que ha tomado la Unesco y que Israel considera prueba del prejuicio antiisraelí presente en la ONU, donde Israel y sus aliados son minoría frente al bloque árabe y sus partidarios. La inquietud de Israel ha aumentado desde que la Unesco admitió a Palestina como estado en el 2011.
Israel suspendió la semana pasada sus relaciones con la Unesco a raíz de la resolución, que hace referencia sólo a los vínculos islámicos con el promontorio en Jerusalén que es sagrado tanto para judíos como musulmanes.
El Monte del Templo es una explanada dividida en los sectores musulmán y judío en la ciudad antigua de Jerusalén que contiene las mezquitas musulmanas y el Muro de los Lamentos, restos del segundo templo judío erigido por Herodes en el Israel bíblico. En árabe se le conoce como Al-Haram Al-Sharif (el Noble Santuario) y en hebreo como Har Habayit (el Monte del Templo).
La explanada incluye la mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula Dorada. Es el sitio más sagrado del judaísmo y el tercero más sagrado para los musulmanes, después de La Meca y Medina en Arabia Saudí.
Israel ya había suspendido todo financiamiento a la Unesco cuando la agencia admitió a Palestina como estado, junto con Estados Unidos que antes suministraba el 22 por ciento del presupuesto de la entidad.
Israel además se ha negado a otorgar visas a expertos de la Unesco para que vayan al país a evaluar las labores de mantenimiento en los santuarios venerados de Jerusalén.
Ahora Japón, el segundo contribuyente más grande de la Unesco, ha amenazado con suspender su ayuda.
La semana pasada Tokio anunció que había retenido su pago anual porque deseaba cerciorarse de que la agencia estaba cumpliendo con su misión de fomentar la buena voluntad entre sus miembros. Se estima que la decisión se debió a que la agencia decidió el año pasado considerar como memoria de importancia mundial los documentos sobre las atrocidades cometidas por soldados japoneses en la ciudad china de Nanking.
Fuente: La Jornada